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El lazo amarillo se percibe como insignia de amor y esperanza.

Los Cinco Héroes

Castillo Galán, Marta Luisa Gala Rodiles y Eddy Mac Donald Torres |
12 de Septiembre de 2013 / 10:06 am

El lazo amarillo se percibe como insignia de amor y esperanza.

Dunnia

Los Cinco y yo

Varios son los años que llevo escuchando hablar sobre el caso de los Cinco Héroes cubanos. Una y otra vez los medios de comunicación han publicado sobre la injusta condena a que han sido sometidos por 15 años. Sin embargo, no fue hasta que tuve la oportunidad de profundizar en sus historias e intercambiar con familiares y conocidos de estos hombres, que pude comprender el verdadero esfuerzo, valor, entrega y amor de estos gigantes hacia Cuba y su pueblo.

“Los Cinco” no son un simple número, sino una mezcla de valores y sentimientos, pues ellos son hombres corrientes, que nacieron y jugaron sobre estas tierras; estudiaron en las mismas escuelas que hoy nos pertenecen. Personas con ganas de hacer por su país, con la convicción de evitar muertes por acciones terroristas, con esperanzas, sentimientos. Personas que no pusieron bombas en hoteles o aviones, sino que evitaron a toda costa que estas explotaran. Hombres que por corresponder de la manera más digna posible a la tarea dada por la Revolución, marcharon lejos de sus casas, dejando en ellas a sus madres, esposas e hijos que tuvieron que crecer sin la figura del padre pero con un magno ejemplo.

Estamos hablando de un Tony que cuando se enteró que su hijo tenía problemas con la matemática estudió la asignatura durante meses en su celda para poder repasarlo durante las horas de la visita. De un hombre que a pesar de los trastornos propios por tanto tiempo de encierro, es capaz de escribir hermosos y sentidos poemas además de pintar así como organizar y dirigir desde su recóndito hospedaje sus exposiciones.

Nos estamos refiriendo además, a un Gerardo que no deja pasar una fecha para enviarle a su esposa postales confeccionadas a partir de recortes de revistas. Estamos hablando de hombres todos devenidos en profesores, convertidos en ejemplo y esperanza de que un mundo mejor es posible. Sin embargo, a pesar de que el gobierno norteamericano  está convencido de su inocencia, los mantiene encarcelados bajo sórdidas mentiras y aún muchos no conocen ni valoran su esfuerzo.

 

Marta

Sueños

Han pasado ya 15 años de injusticia lejos de casa, privados de disfrutar en familia de fechas importantes como los 14 de Febrero, Día de los Padres, cumpleaños o nacimientos. Echando de menos la satisfacción de acompañar a sus pequeños a la escuela o al parque a jugar, de despertar con un beso, un abrazo o un “Buenos días papá”.

Deseos como preparar una cena romántica, una visita de los reyes magos, decorar el arbolito de navidad para esperar año nuevo o contar cuentos a los nietos antes de dormir sigue siendo una fantasía. Con la ilusión de disfrutar del sentimiento de ser padres viven Adriana y Gerardo, pero cómo luchar contra la realidad si llevan 15 años sin poder verse, escribiéndose cartas donde idealizan la familia que desean y que al menos de esa manera pueden tener.

Como quinceañera al fin Ailí Labañino soñaba con bailar el vals de su fiesta de las 15 primaveras con su papá, mismo desmán que correrán Laurita y Lisbet sus dos hijas más pequeñas, sueño que ha tenido que esperar, deseo que crecerá, esperanza que no morirá.

Soy ingeniero, y mi papá no pudo estar en mi tesis, ni escuchar como delante de todos mis compañeros se la dedicaba y le agradecía por su apoyo incondicional, darle las gracias por contribuir a que esta revolución perdure para que muchos como yo, logren cumplir sus sueños. Impresiones que siempre guardara Tony del día que realizó su ejercicio final como universitario, sentimiento eterno de recibir un abrazo de su papá en un escenario diferente a una visita en aquella “casa”, que no es ni será por mucho tiempo suya.

Quince años han pasado pero ni nosotros ni ellos se rendirán, soñaremos, escribiremos, desearemos pero sobre todo gritaremos al mundo “Mis Cinco Amigos, Hijos, Padres, Hermanos: Volverán”.

 

Eddy

Los Héroes, en el anonimato

Cuentan que por el año 1998 una red de mujeres y hombres que trataban de ser oídos y ojos del pueblo de Cuba, en medio de su Némesis fueron arrestados pero que solo cinco de ellos resistieron una presión inigualable. Los Cinco Héroes como fueran conocidos más tarde, fueron y son hombres de carne y hueso, sus hazañas se esparcieron entre los cubanos con una carga emotiva extraordinaria.

Para muchos -entre los que me cuento- los héroes llegan a nuestras vidas por la historia oficial que se estudia en las escuelas, tantas y tantas veces lo hacen como figuras pétreas, en pedestales, inalcanzables, eternizados con el paso del tiempo y una vida que pareciera cuanto menos idílica pero imposible de acceder por cualquiera de nosotros. En este caso sus historias se introdujeron en medio de una conmoción nacional que adquirió el nombre de Batalla de las Ideas.

Un niño cubano había sido rescatado al seno de su verdadera familia por el clamor de millones, mientras existiera la injusticia habría que seguir batallando concitaba el Comandante en Jefe de una legión que era comprendida por todas las capas de una sociedad. Un nuevo episodio estaba por ser conocido y protagonizado en el corazón de la gente.

Durante tres largos años estos hombres lo perdieron todo excepto sus convicciones, su dignidad e hidalguía. La fe y la esperanza de que su caso se conociera y la injusticia se detuviera, imagino fuera lo que los animara a seguir resistiendo. Han transcurrido 15 años y aún están cuatro de ellos cumpliendo con las condenas por todo un pueblo que escogió ser libre e independiente, su némesis se ensañó con ellos y con sus familiares quienes son también baluartes de esta resistencia.

Solo el amor de millones repartido las 24 horas del día, durante los 365 de un año logrará que sin desmayo salgan del infierno y otra batalla por la vida corone la bondad y el sacrificio, ahora nos toca a todos, hagamos menos pesada la carga de estos hombres, 15 años es demasiado tiempo.