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La lucha por los Cinco estuvo presente en este Festival.

Huellas que marcaron de un Festival (Parte 2)

Víctor González Cardoso |
23 de Enero de 2014 / 4:15 pm
La lucha por los Cinco estuvo presente en este Festival.

La lucha por los Cinco estuvo presente en este Festival.

VIAJE HACIA ECUADOR

¡Al fin el día 6 llegó! Los sentimientos de querer montarse en un avión no se podían disimular mucho. Ese día ni dormimos, literalmente no dormimos pues sobre la una de la madrugada salimos hacia el Aeropuerto Internacional José Martí, el que está aquí cerca de nuestra UCI (para ubicar a los guajiros como yo geográficamente).

Acepto que me digan cualquier cosa, yo nunca había estado en un aeropuerto (bueno, seguro que muchos de los que lean esto tampoco, aunque ese no es el punto), yo inmediatamente voy al baño luego de pasar por todos los controles de equipaje, detección de objetos de metal y revisión de identidad por los compañeros de la Aduana. No puedo explicarle el trabajo para descargar el baño pues no encontraba ningún botón que lo descargara, me di por vencido abrí la puerta del cubículo donde estaba, pero para sorpresa mía saliendo de él fue cuando descargó el desdichado inodoro… al preguntar no era más que un sistema de contacto por infrarrojo que tiene instalado. ¡Qué vergüenza, porque de eso armé una revolución! La suerte: no era el único al que le pasó.

El viaje duró exactamente 3 horas y 20 minutos, tal como dijo el capitán del avión. Nos fuimos en un IL-96 habilitado para toda la delegación. Yo no sé qué me pasó, pero las ganas de subir al transporte aéreo, se desvanecieron al instante. Al lado mío había una periodista, por fortuna ella estaba más nerviosa que yo y fue primero ella quien me apretó la mano, sino se imaginan cómo hubiera quedado ¡¿no?! El vuelo se hizo tranquilo y sin contratiempos, era como si estuvieras en un ómnibus, podías pararte y caminar, lo que mucho mejor porque nos dieron una merienda-almuerzo. Imagínense comer a 37 mil pies de altura, la presión te coge y te sacude pero de verdad. Puedo garantizar que el sentimiento de miedo era común, pues cada vez que pasaba algo fuera de lo normal aplaudíamos al piloto. Despegamos: aplauso para el piloto, nos estabilizamos en el aire: aplauso para el piloto, salimos de una tormenta: aplauso para el piloto, aterrizamos: aplauso para el piloto. El pobre debía tener los oídos hinchados…

 

IRMITA Y AYLÍN: LAS HIJAS DE RENÉ Y RAMÓN

Unas horas antes de montarnos en las guaguas que nos llevarían hacia el aeropuerto intercambié con las hijas de René y Ramón, fue algo rápido aunque hice una confianza extraordinaria con ellas. También son gente muy sencilla y humilde, jóvenes como cualquiera de nosotros de carne y huesos con un sentimiento acerca de Cuba increíble. Era algo contagioso, sin querer cada conversación era una inyección patriótica en vena.

René estuvo con nosotros en la preparación, de hecho iba a ir al Festival, pero a última hora nos dijeron que por problemas en los riñones no podía ir. René está enfermo, pero sigue firme trabajando día y noche buscando formas de avivar la lucha por los Cinco. Eso lo pude sentir el día que habló con nosotros. ¡Cuánta sencillez! Compartimos con él cerca de dos horas y media, y la parada fue forzada pues ya era tarde en la noche y con él andaba también el resto de los familiares de los Cinco. La mamá de Antonio también está muy viejita, pero:¡con qué sentimiento habló! A todo el mundo se le aflojaron las lágrimas, era muy difícil no llorar ante la emoción.

Es verdad que cuando uno está fuera de su tierra los sentimientos de regresar se multiplican, es verdad que se extraña y muchísimo, porque miren, no es lo mismo: ni el agua, ni el baño, ni la comida, ni la gente; estoy hablando lejos de todas las cosas banales que materialmente uno pueda aspirar. Eso hay que vivirlo, es muy difícil transmitirlo por letras. Recuerdo que en una conversación con Irma, estando allá en Ecuador nos dijo: yo sé que ustedes tienen deseo de ir para sus casas y ver a sus padres y hermanos, ya llevamos aquí unos cuantos días; imagínense ahora ese sentimiento de una semana multiplicado por 15 años, así es como estamos los familiares de los Cinco; por eso es que tenemos que luchar porque mis tíos vuelvan a casa y no porque se cumpla la condena sino porque con nuestra lucha los hallamos traído.

Irma tiene esa peculiar cualidad, cada vez que habla desborona a todo el que la escucha; Aylín es más callada pero más dulce. Irma es psicóloga y tiene un dominio del inglés excelente, de hecho sirvió de traductora de la delegación en unas cuantas ocasiones. Yo creo que no ejercen la profesión, están de a lleno en la lucha por los Cinco. Ella nos decía que René no está completo, que ella no lo puede disfrutar como padre completamente porque está constantemente pensando en sus hermanos. Esto escribirlo es muy fácil, hacerlo y ponerse en su lugar es de verdad lo difícil.

René nos decía que en las cárceles de Estados Unidos respetan mucho a los Cinco y es por lo que representa, pues el sistema americano no los ha logrado “romper” (un término que utilizan mucho), pues no se han dejado sobornar por dinero ni han cedido como otros a decir lo que querían los jueces. Eso es muy valorado en las cárceles, porque no se logran explicar por qué siguen firmes defendiendo a Cuba ante la posibilidad de salir y vivir muy bien. La respuesta es que su lucha está en un plano moral que no se puede alcanzar. Aun con los miles de castigos a los que son sometidos y las condiciones en las que son tratados es muy difícil romper esa convicción. Señores, pero de verdad que hay que tener co… razón para hacer lo que ellos hicieron y no rendirse.

Otro de los momentos que recordó a raíz de una de las preguntas de los delegados fue el encuentro con Fidel cuando vino por primera vez a Cuba, estando todavía en libertad supervisada, recuerden que René era ciudadano norteamericano. Impresionante fue la descripción hecha en cortas palabras de lo que significó. Por un lado Fidel el faro y por otro René la luz que nunca se apagó.

XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes

Nos fuimos en un IL-96 habilitado para toda la delegación.

XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes

El viaje duró exactamente 3 horas y 20 minutos, tal como dijo el capitán del avión.

XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes

Nuestra delegación al Festival.

XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes

Irma, hija de René González.

XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes

Aylín, hija de Ramón Labañino.

XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes

Irma y Aylín acompañaron a la delegación cubana.