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Una bandera venezolana y una camiseta con la imagen de Chávez son algunos de los recuerdos más preciados que guarda Arlenys de su misión en el sureño país.

Siempre daré el paso al frente

Liliana Palomino Lastre |
27 de Junio de 2013 / 5:03 pm

Una bandera venezolana y una camiseta con la imagen de Chávez son algunos de los recuerdos más preciados que guarda Arlenys de su misión en el sureño país.

La sorpresa acompañó a Arlenys Palmero Ortega al recibir mi solicitud para una entrevista con motivo del X aniversario del Frente Francisco de Miranda (FFM) en el que participó de manera activa cinco años atrás. Sin embargo, su hospitalidad me permitió en poco tiempo conocer detalles de su experiencia en Venezuela y de los grandes aportes que este período ubicó en su vida. Sin redundancias en su diálogo me comentó:

“Todo fue muy rápido. Para mí en lo personal esta fue la experiencia más grande que he tenido desde el punto de vista profesional, porque aunque no estuvo estrechamente relacionado con lo que hago aquí, todos los días sí recibimos una preparación y enfrentamos una tarea totalmente diferente que aportó a mi desempeño profesional.

“El Frete Francisco de Miranda radica en todos los estados de Venezuela, ese Frente se creó aquí, en Cuba, en el 2003 y en el 2008 se decide que en lugar de seguir su formación acá -y teniendo en cuenta que era un año de elecciones en Venezuela- se hiciera directamente allá, por eso fue que nos convocaron."

- ¿Qué cosas marcaron tu memoria durante esta tarea?

- Par mí una de las cosas más traumáticas en el inicio fue que de los –más de 20- que salimos de la UCI, a cuatro nos tocó irnos solos para los estados. O sea, los demás iban con otros cubanos, que ya estaban allá, o con un mayor número de muchachos de aquí. Yo tuve que ir para Monagas, a asesorar a los venezolanos. Al principio pensé que era muy malo el hecho de estar sola –en ese estado-, pero bueno ya a la semana había cogido el ritmo de trabajo y me había acostumbrado.

"Hice muy buenas relaciones humanas con los venezolanos (…) conformamos un buen equipo de trabajo, no con pocas dificultades porque hasta ese momento ellos no estaban del todo acostumbrados a ciertos niveles de exigencia y para nosotros también era difícil, porque nuestra tarea era recomendar con el mayor deseo de que los objetivos del Frente se cumplieran, pero sin imponer en lo absoluto algo para lo que se necesita mucho tacto.

"Esta fue una misión política en la que desde el principios nos orientaron hasta en lo más mínimo, desde cómo teníamos que comportarnos hasta cómo debíamos vestirnos.

"De las cosas más complicadas que recuerdo está un día que fui a una comunidad en uno de los municipios más pobres de Monagas, fui de conjunto con los de la misión José Gregorio Hernández que entregaban equipos y cosas a enfermos y discapacitados y adonde primero llegamos fue a una casa en la que vivía un niño de 12 años, pero que no llagaba ni a un metro de altura, estaba en una silla de ruedas, aquello me impresionó mucho. Él no hablaba, y las condiciones de aquella familia eran muy difíciles.

"Al regreso, la gente nos identificó porque traíamos pulóveres con la imagen de Chávez y nos llamaban chavistas, claro. Un señor nos llamó y nos preguntó si andábamos con la José Gregorio y le dijimos que sí, entonces dijo que él quería apoyar a Chávez y que trabajaría, pero su problema era que no podía hacer fuerzas pues cazando, en el monte, le habían disparado sin querer (…) y levantó el brazo para mostrarnos cómo aquello había provocado que los latidos de su corazón se reflejaran en su axila. Cuando yo vi aquella singular piel moviéndose fue suficiente, al punto que yo soy hipotensa y viré ese día con la presión alta y directo para un CDI (Centro Médico de Diagnóstico Integral).

Esas experiencias influyeron mucho en mí, fue la primera vez que salí del país, extrañé mucho a Cuba. Ya como a los seis meses llamaba a mi casa y mi mamá me escuchaba tan bien que me decía ¿ya estás en Cuba, eh? y a mí me daba tremendo sentimiento; para ella también era terrible.

"Cuando vino el primer grupo de la UCI, los cuatro que estábamos solos en los estados, nos quedamos hasta diciembre, o sea, más tiempo y yo hice un almanaque al que le tachaba cada día, desde agosto hasta diciembre, hasta que al fin llegó el momento de volver.

"Los venezolanos nos hicieron una despedida y me regalaron una camiseta que –por sus características- le decían la Súper Chávez y una bandera venezolana, son unos de los recuerdos más lindos que yo tengo y los he guardado siempre, significaron mucho para mí, la verdad.

"Lo mejor de todo fue el regreso porque tenía la satisfacción del deber cumplido y esperando el calor de la familia."

- Si se necesitaran de tu colaboración nuevamente, lo harías.

- Por supuesto, siempre daré el paso al frente.