
Dr.C. Lidia Ruiz Ortiz, vicerrectora de Investigación y Posgrado de la Universidad y vicepresidenta del Comité Organizador de UCIENCIA 2025. Foto: Cubadebate
La Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) inauguró este martes la VI Convención Internacional UCIENCIA 2025, el principal foro científico de la institución, en el Centro de Convenciones del hotel Meliá Internacional Varadero.
El evento sesionará durante cuatro días con la participación de más de 110 instituciones nacionales e internacionales provenientes de 26 países.
Durante la sesión inaugural, se reconoció a la UCI como una institución fundada a partir de la concepción docente e investigativa del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, erigida como un espacio donde los sueños de código y algoritmo se transforman en soluciones tangibles para Cuba y el mundo.
La apertura contó con la presencia de la doctora Tania Margarita Cruz Hernández, viceministra primera de Salud Pública; la doctora en Ciencias Natalia Martínez Sánchez, directora de Formación de Profesionales del Ministerio de Educación Superior (MES); Denis Buedo Hidalgo, director de Informatización del propio ministerio; el doctor en Ciencias Omar Correa Madrigal, presidente de la Unión de Informáticos de Cuba, y el Dr. C. Raydel Montesino Perurena, rector de la Universidad de las Ciencias Informáticas.
También estuvieron presentes autoridades técnicas, científicas e investigativas de esta casa de altos estudios y representantes de otras instituciones nacionales e internacionales que mantienen vínculos de colaboración con la UCI.
La Dr.C. Lidia Ruiz Ortiz, vicerrectora de Investigación y Posgrado de la Universidad y vicepresidenta del Comité Organizador de UCIENCIA 2025, dio la bienvenida a todos los participantes, describiendo el evento como “un espacio donde el conocimiento, la innovación y la colaboración se entrelazan para construir soluciones que transforman el futuro”.
El programa científico está estructurado en un congreso y cuatro simposios que agrupan 14 talleres, en correspondencia con las líneas de investigación de la Universidad.
Para esta sexta edición, se recibieron 449 contribuciones de alto nivel científico, de las cuales 335 fueron seleccionadas tras un riguroso proceso de arbitraje. De estas, 227 ponencias se presentarán en sesiones presenciales y 108 se debatirán vía la plataforma cubana de contenidos audiovisuales digitales.
El evento incluye 48 conferencias, 32 de ellas impartidas por prestigiosos profesionales internacionales y 16 por especialistas cubanos. Además, se desarrollarán 45 paneles que agrupan ponencias y presentaciones de investigaciones avanzadas en diversas áreas de las ciencias informáticas.
Entre los temas a debatir durante estos cuatro días destacan los avances en inteligencia artificial, ciberseguridad, desarrollo de software, tecnologías emergentes y su aplicación en sectores estratégicos, bioinformática, internacionalización de los procesos universitarios, formación en ciencias informáticas y la transformación digital de la sociedad y su incidencia en la sociedad, entre otros.
Desde el centro de convenciones se ofrecerá una amplia cobertura mediante transmisiones en vivo y debates interactivos, que permitirán la participación de coautores de los trabajos de investigación y otros profesionales.
La convención ha sido concebida como un espacio para el intercambio de saberes y el debate científico entre académicos y representantes del sector empresarial, dedicado a la formación, investigación, desarrollo e innovación en las principales temáticas que marcan tendencia en el campo de las ciencias informáticas.
Más allá del algoritmo: La huella de Cuba en la IA Global y la transformación educativa
La apertura de UCIENCIA 2025 estuvo marcada por una intervención de alto impacto intelectual y ético, protagonizada por la Dra. C. Yailé Caballero Mota de la Universidad de Camagüey. Reconocida por su trayectoria académica y su compromiso con el pensamiento crítico en torno a la inteligencia artificial, la Dra. Caballero Mota asumió el reto de inaugurar esta convención con una propuesta audaz y profundamente reflexiva.
Explicó que el reto es considerable, dada la presencia de directivos nacionales vinculados a las ciencias computacionales y a sectores estratégicos del país, así como de sus propios profesores, colegas y amigos, a quienes considera los verdaderos expertos en inteligencia artificial (IA), protagonistas de los resultados más relevantes a nivel nacional e internacional. Ante este auditorio, declaró que no pretendía ofrecer una conferencia tradicional, centrada en orígenes, definiciones y aplicaciones exitosas de la IA. En su lugar, propuso un formato distinto, enfocado en la reflexión, la motivación y la inspiración, en un momento complejo para el mundo y para Cuba. Su objetivo esencial fue contribuir, de manera conjunta, a redefinir el papel de Cuba y de instituciones como la UCI en el ecosistema global de la inteligencia artificial, desde un enfoque humano, ético y transformador en lo educativo.
Cuestionando el mapa global de la innovación
Planteó una pregunta reflexiva: ¿Está completo el mapa de la innovación que tenemos en mente? Al pensar en la IA global, suelen surgir nombres como Silicon Valley, Londres, Shenzhen o Bangalore, grandes ecosistemas de capital, crítica y ciencia. Señaló que se ha hecho creer que la IA es una carrera que solo ganan quienes poseen mayor capacidad de cálculo, más datos y más inversión. Cuestionó esta narrativa, sugiriendo que la historia está incompleta.
Propuso una perspectiva alternativa: ¿Y si el próximo gran salto innovador no dependiera de tener “más”, sino de preguntarnos “¿para qué?” y “¿para quién?”? ¿Y si el próximo gran viento de la IA no soplara desde el norte, sino desde el sur? Invitó a los asistentes a un viaje que comienza con un código y trasciende el algoritmo, para contar la historia de la huella única de Cuba.
Desafío en Cuba: Innovación desde la limitación
Abordó la situación singular de Cuba, marcada por un prolongado bloqueo tecnológico que, para muchos, sería una sentencia de obsolescencia, pero que para el ingenio cubano se convirtió en un desafío de diseño. Preguntó: ¿La limitación es una barrera o, como hemos aprendido, el mejor catalizador de la creatividad?
Su respuesta fue clara: a Cuba le ha tocado ser más inteligente, más creativa y más eficiente. Esto ha generado una mentalidad de “optimización extrema, de elegancia algorítmica, de soluciones de alto impacto y de modelos con propósito claro”, en contraste con la tendencia global de construir modelos cada vez más grandes. Subrayó que esto no representa una desventaja, sino una filosofía de diseño que, en tiempos de preocupación por la eficiencia energética y la IA verde, se convierte en un llamado urgente y necesario.
La pregunta esencial y el ADN distintivo
Mientras el mundo se pregunta “cómo tener más”, en Cuba la pregunta constante ha sido otra. La Dra. Caballero Mota cuestionó: “¿Un algoritmo perfecto si solo sirve para una fracción perfecta de la humanidad?”. Afirmó que la historia de Cuba ha dotado a su enfoque de IA de un “ADN distintivo”.
Mientras en otros contextos la ética se debate como un añadido posterior, en Cuba la pregunta fundamental siempre ha sido “cómo lograr el bienestar para todos”. En un mundo donde los ecosistemas algorítmicos amplifican la desigualdad, la “huella cubana” es, precisamente, una “inteligencia artificial anti-sesgo”.
Abogó por diseñar sistemas que no reproduzcan prejuicios, sino que contribuyan a superarlos. Preguntó: “¿No es ese el verdadero significado de la inteligencia artificial?”. Una IA que no replica los peores patrones de una sociedad sesgada y discriminatoria, sino que se diseña activamente para corregirlos. Presentó esto como el aporte más valioso de Cuba al mundo: un “marco ético aplicado. No teoría”. La pregunta central, insistió, no es “¿puedo hacerlo?”, sino “¿debo hacerlo?” y si estamos preparados para asumir esa responsabilidad.
El papel epicéntrico de la universidad y la transformación educativa
Sostuvo que todo comienza con una universidad comprometida, epicentro de la transformación. Instituciones como la UCI —que calificó como “más que una universidad”, por ser un “ecosistema vivo de innovación”— son el espacio donde se forja la huella cubana. Planteó la pregunta formativa clave: “¿Cómo se forma no solo a un ingeniero, sino a un arquitecto de un futuro mejor?”. Para ella, no solo es posible enseñar ética junto al código, sino que es “imprescindible”. La universidad es el “crisol donde se funde el ADN ético con el talento joven”, formando no solo programadores, sino “arquitectos de un futuro digital más humano”. Esta es la propuesta de transformación educativa: una pedagogía basada en proyectos, retos y soluciones concretas, un modelo a seguir.
El rol decisivo del profesor en la era de la IA
Recalcó que este ecosistema de innovación no funciona por sí solo y requiere de sus “arquitectos más cruciales”: los profesores. En la era de la IA, el rol del docente cambia radicalmente, pasando de ser fuente principal de conocimiento a convertirse en “diseñador de experiencias de aprendizaje transformadoras”. Para impulsar este proceso, no se trata de usar más herramientas, sino de aplicar una metodología distinta: trasladar el enfoque de la conferencia magistral al taller de solución de problemas y a proyectos que integren modelos.
Abogó por fomentar la crítica y el enfoque ético en el aula. Al enseñar algoritmos, no basta con evaluar su eficiencia; hay que preguntarse: “¿cómo evaluarías la calidad de la respuesta que te da ese algoritmo?”, “¿qué datos estamos ordenando y qué impacto tiene ese ordenamiento en la vida de las personas?”, “¿dónde podrían estar sus sesgos?” y “¿cómo lo mejorarías?”. Es en las aulas y laboratorios donde el profesional se forma integralmente, aprendiendo no solo redes neuronales, sino aplicándolas a problemas de la economía y la sociedad.
Así, el profesor se convierte en guía, mentor y “provocador de pensamiento crítico”, responsable de crear un ambiente donde el talento descubra no solo el “cómo” funcionan los algoritmos, sino el “por qué” y “para quién” deben funcionar. Este es un llamado a repensar la pedagogía de la IA a nivel global.
Un llamado a la colaboración y la diversidad
Cuestionó si el futuro de la IA será un “monocultivo” o un “ecosistema diverso y resiliente”. Hizo un llamado a “agrandar la mesa” para que todas las voces y enfoques tengan un lugar. Invitó a la colaboración, no para pedir espacio en la mesa existente, sino para ampliarla. Propuso a investigadores internacionales colaborar con Cuba, argumentando que los “desafíos únicos” y el contexto de la Isla son “laboratorios antiguos donde pueden probar la resiliencia de sus algoritmos”. Destacó que Cuba posee “talento del más alto nivel” con una perspectiva que a los colaboradores internacionales podría faltarles, porque el mundo no necesita “otra copia de Silicon Valley”, sino alternativas y “diversidad de pensamiento”. La inteligencia global será “más robusta, más justa y más creativa” cuando se incorpore la perspectiva del sur global y la huella cubana.
Concluyó afirmando que al mundo le faltan piezas para resolver el “rompecabezas de la inteligencia artificial”, y que una de esas piezas se ha estado forjando en Cuba todo este tiempo. La huella de Cuba en la IA global es prueba de que, desde un pequeño archipiélago, se puede irradiar la poderosa idea de que “la tecnología más avanzada debe estar irrevocablemente al servicio de la humanidad”. Para ella, la IA no reside en “la frialdad del silicio, sino en la calidez de su propósito”. La carrera de la IA no debe ser por tener “más”, sino por “lograr sociedades más justas” y asegurar que “todos tengamos un lugar para contribuir a nuestra sociedad”. El futuro de la IA, afirmó, “no solo se escribirá con código”.
La OPS impulsa la transformación digital de la salud en las Américas
En el marco del Simposio Internacional de Salud Digital, el Dr. Sebastián García Saisó, Director del Departamento de Evidencia e Inteligencia para la Acción en Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), delineó los desafíos y las iniciativas regionales para una auténtica transformación digital en el sector sanitario.
Desde su fundación en 1902, la OPS representa la solidaridad y el americanismo, con presencia activa en 27 países y territorios de la región, respaldada por 170 centros colaboradores que facilitan la interacción con instituciones de vanguardia. Esta capilaridad permite comprender tanto los denominadores comunes como las realidades específicas de cada nación.
El Dr. García Saisó alertó sobre la fragmentación existente en los sistemas de información, donde los proveedores se ven obligados a reportar en múltiples plataformas distintas para un mismo paciente, según el programa o padecimiento. Esta duplicidad genera cargas burocráticas insostenibles.
Ante este panorama, la tecnología ofrece la posibilidad de crear sistemas integrales que permitan comprender y atender mejor las necesidades de salud, con mayor eficiencia y productividad. El directivo enfatizó que la transformación digital no debe ser un elemento aislado, sino un pilar central en la construcción de sistemas de salud más robustos, que mejoren la toma de decisiones, faciliten el intercambio de conocimiento, establezcan marcos regulatorios transparentes y aprovechen herramientas como la inteligencia artificial para acercar los servicios a la población.
Criticó la simple digitalización de procesos obsoletos, ejemplificada en la práctica de escanear un oficio para enviarlo por correo electrónico, en lugar de rediseñar el procedimiento. “¿Estamos realmente hablando de una transformación digital que no existe?”, cuestionó. La verdadera transformación, subrayó, debe orientarse a construir sistemas más eficientes, cercanos y activos.
Gobernanza, formación y liderazgo: claves para una salud digital inclusiva
La OPS ha desarrollado un modelo de progresión con cinco niveles de desarrollo y cuatro dimensiones —desde la infraestructura tecnológica hasta la gobernanza— que permite a cada país evaluar su situación y trazar una hoja de ruta. Este marco evidencia que ningún país ha alcanzado el nivel más alto, persistiendo desafíos en estándares de calidad y gobernanza.
La pandemia dejó al descubierto debilidades críticas, como la ausencia de marcos legislativos que permitieran la teleconsulta o la teleprescripción, obligando a los pacientes a acudir físicamente para recoger una receta en papel. Esto revela la urgencia de modernizar las gobernanzas y superar procesos decimonónicos.
Un cambio fundamental, recalcó, es que los sistemas de información dejen de ser competencia exclusiva de las áreas de tecnología para convertirse en un eje central de la economía de la salud. El objetivo es derribar barreras económicas y sociales para ampliar el acceso, lo cual requiere desarrollar habilidades específicas y enfocar los esfuerzos en resultados concretos de salud. La inteligencia sanitaria debe orientar las mejores decisiones de inversión en un contexto de recursos siempre limitados.
“Los médicos no debemos hacer lo que puede hacer una máquina. Nosotros estamos para otras cosas”, afirmó, abogando por integrar estas herramientas desde la formación de los profesionales de la salud, a fin de capitalizar su uso en entornos clínicos. Datos confiables no solo reducen cargas administrativas, sino que generan confianza en la población y permiten comprender mejor situaciones sanitarias, como la reducción de tiempos de espera.
El liderazgo nacional es indispensable para esta transformación. La OPS ha lanzado iniciativas como la “Regularización Digital de las Américas” y talleres regionales sobre el uso de la empresa social en salud, con el objetivo de crear condiciones de financiamiento sostenible e incentivos mediante la participación de múltiples actores. “Esto no es solo salud… Es un cambio social, es un cambio nacional”, aseveró.
Una reflexión crucial gira en torno a la formación de los equipos de salud: “¿Estamos formándolos para ser usuarios activos de los datos o seguimos tratándolos como receptores de reportes?”. Se requiere un cambio de paradigma, donde el dato sea útil en todos los niveles, desde el local hasta el nacional.
El rol de la academia es incuestionable en la innovación, la formación de recursos humanos interdisciplinarios y la investigación. “¿Dónde están esos grandes desarrollos que nos permiten responder a aquellas grandes necesidades de salud?”, preguntó, abogando por integrar las disciplinas sanitarias con las tecnológicas para acelerar el desarrollo.
Para concluir, el Dr. García Saisó enumeró las prioridades: diseñar infraestructuras digitales específicas para el sector salud —sin replicar modelos de otros ámbitos—, garantizar la gobernanza y calidad de los datos —ningún otro sector maneja información tan sensible— y desarrollar plataformas con estructuras de gobernanza claras. La recomendación final es guiarse por los ocho principios de las políticas nacionales, entendiendo la transformación digital no como un fin en sí mismo, sino como un medio poderoso para comprender y atender mejor las necesidades de salud en las Américas.

Foto: Cubadebate.

Dr. C. Raydel Montesino Perurena, rector de la Universidad de las Ciencias Informáticas. Foto: Cubadebate

Dra. C. Yailé Caballero Mota. Foto: Cubadebate

Dr. Sebastián García Saiso, Director del Departamento de Evidencia e Inteligencia para la Acción en Salud de la OPS. Foto: Cubadebate.