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Fidel Castro Ruz, esa fuerza telúrica

MSc. Jorge Aurelio Hernández Ibáñez |
13 de Agosto de 2021 / 12:15 am
Grados de Comandante

El gran huracán que azotó a La Habana el 20 de octubre de1926, un suceso muy usual – aunque este según cuentan, de grandes proporciones - en el Caribe, engrosaría la cronología meteorológica de la isla y quedaría guardado en la memoria colectiva de los contemporáneos al fenómeno climatológico, como algo muy trascendente, llegaría a las sucesivas generaciones de cubanos, por la rica tradición oral de la isla, no obstante como algo anecdótico y pintoresco, pero finalmente, fugaz y perecedero en la memoria de la línea del tiempo personal de estas; ello jamás sucede así, con los hechos históricos de la patria que alimentan la identidad de los pueblos y con los hombres que cambian el curso de la historia de estos.

En tal sentido las generaciones contemporáneas de cubanos, los millones de agradecidos a la Revolución triunfante de enero de 1959, los que nacimos con la Revolución y en Revolución, atesoramos el 13 de agosto de 1926, como imperecedero, para nada trivial y anodino. 

En la antigua provincia cubana de Oriente, en el poblado de Birán, un oscuro rincón de la parte norte de la actual provincia de Holguín, en el enclave en que operaba una de las más leoninas y oprobiosas compañías norteamericanas, la United Fruit Company, nacería en esa fecha, Fidel Alejandro Castro Ruz. Su padre, Ángel Castro Argiz, hijo de campesinos pobres de Galicia, era terrateniente y colono cañero. Su madre, Lina Ruz González, provenía de una familia campesina de la provincia de Pinar del Río.

Aprendimos que ese día vio la luz, quien llegaría a ser un ilustre varón de los humildes, un huracán de acciones e ideas progresistas, que barrerían el entramado social ignominioso, levantado en la República Neocolonial nacida en 1902. El niño Fidel, muy pronto aprendería de las injusticias y penurias de los desposeídos de esa comarca, de los desclasados y de los olvidados de la tierra, de los que no tenían ni escuelas, ni la cura de sus cuerpos estaba a su alcance.

El joven aprendió de las lecciones de historia de su pueblo, de los heroicos y sacrificados de la manigua, que por más de treinta años combatieron a la metrópoli española y del dolor y frustración  de su pueblo, al ver izar la bandera del imperio del norte, cuando se le arrebató maquiavélicamente la victoria y se instaló en el país un protectorado que bajo la fuerza de las armas, le robó la soberanía e independencia.

El universitario Fidel descendió de la colina, bebiendo de las ideas más avanzadas de la época de los veinte, del abanderado de los estudiantes y del comunista asesinado por el asno con garra, del poeta revolucionario que encausó las luchas obreras y que abrazado a los ideales del comunismo científico, hizo estallar la tiranía oprobiosa de Gerardo Machado. 

Siguiendo los pasos del antiimperialista heroico Antonio Guiteras Holmes y las ideas del apóstol, José Martí, inició finalmente la verdadera revolución social en Cuba, que llevaría con la fuerza telúrica de los titanes como un ciclón multiplicado a barrer las secuelas de la ignominia de una sociedad carcomida y vetusta.

Fidel nos enseñó que una Revolución verdadera en Cuba debía, empezar por alfabetizar a las analfabetos, dar la tierra al campesino, abrir las escuelas para que todos accedieran a una enseñanza gratuita y de calidad, que todos accedieran a la plena cultura, a un trabajo y una vivienda digna, pero lo más importante y siguiendo los preceptos martianos que sólo una Revolución podría darle la mayor cuota de dignidad posible a cada uno de los cubanos, porque la revolución debía ser “Con todos y para el bien de todos”, que la isla debía alcanzar la plena soberanía e independencia y ello quedó plasmado tempranamente en el programa del Moncada.

Fidel Castro es el principal artífice del socialismo democrático cubano, inspirador de la más grande de las utopías realizables, una sociedad de verdadera justicia y equidad, despojada de racismo y cualquier tipo de desigualdad, abierta a todo tipo de posibilidad para todos sus hijos y comprometida con todas las causas justas de este mundo.

El estratega y líder de dimensión universal que sin embargo fue contrario a la idolatría y el culto a la personalidad, está presente en nuestros combates diarios frente al enemigo histórico, en esta hora decisiva en que Cuba sigue siendo la Numancia del Caribe y Latinoamérica. Nuestra resistencia Numantina frente a las más enconadas administraciones de los Estados Unidos es proverbial de nuestra historia.

En esta hora de enconada guerra económica, comercial, financiera y más que nunca de ideas y de principios, de símbolos culturales que nos imponen desde la doctrina neoliberal, llamándonos a la desmemoria de lo vivido y batallado, en estos 62 años de creación heroica, el 13 de agosto de 1923, se yergue en el retablo de la simbología patriótica, y revolucionaria, para perpetuar la revolución, con la absoluta certeza de lo que en Santiago de Cuba, el día 10 de octubre de 1991, afirmara, Fidel: “La única que puede resolver los problemas de este país, definitivamente, a mediano o a largo plazo, es la Revolución, y eso no tiene alternativa; somos nosotros y eso no tiene alternativa, y somos nosotros con nuestro trabajo, con nuestra lucha, con nuestro esfuerzo, combatiendo todo lo que haya que combatir… El imperialismo tratará de dividirnos para buscar cualquier pretexto con qué justificar sus acciones intervencionistas en nuestro país, y esa estrecha y sólida unidad les impedirá a ellos siempre el pretexto para eso…”

La Universidad de las Ciencias Informáticas, creada en el 2002 como resultado de la obra humanista de la Revolución e inspiración de su máximo líder, conmemorará la gloriosa fecha, entregada a la tarea que a esta hora, es prioridad impostergable, el combate a la pandemia de la Covid-19, como centro hospitalario, desde donde su claustro de profesores, trabajadores y estudiantes aporta todo su esfuerzo, aun sin descuidar el perfeccionamiento de la obra formativa, investigadora y productiva, desde el compromiso asumido con el líder histórico de la Revolución de formar profesionales comprometidos con su patria y altamente calificados en la rama de la Informática, producir aplicaciones y servicios informáticos con la visión de alcanzar el liderazgo nacional científico técnico en informática, y latinoamericano, en productos de software, vinculada estrechamente con los OACE de Cuba generando positivos impactos económicos y sociales
 

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