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Roberto Antonio Infante Milanés es Premio del Rector en la categoría profesor guía más destacado. Foto: Juan Félix Hernández Rodríguez

Roberto Antonio: “con el tiempo me fui enamorando del magisterio”

Arianna Escalona Herrera |
22 de Noviembre de 2019 / 11:00 am
Roberto Antonio Infante Milanés es Premio del Rector en la categoría profesor guía más destacado.

Roberto Antonio Infante Milanés es Premio del Rector en la categoría profesor guía más destacado. Foto: Juan Félix Hernández Rodríguez

El pasado 5 de septiembre de 2018 el ingeniero Roberto Antonio Infante Milanés, fue galardonado con el Premio del Rector en la categoría de profesor guía más destacado.

Él es un profesor apreciado por su colectivo de trabajo, valorado por sus estudiantes como muy buen ser humano y formado por esta revolución como un profesional de excelencia, justo lo que avizoraba el Comandante en Jefe Fidel Castro.

-¿En qué otras responsabilidades además de profesor guía se ha desempeñado?

-El primer cargo que ocupé fue como organizador en la sección sindical de la Facultad 2 durante un año, luego fui secretario general, y un tiempo después ya estaba desempeñándome en el mismo cargo, pero en el Buró intermedio del área.

“En el curso 2016-2017 colaboré con la profesora jefa de año, quien por problemas de salud necesitó compartir las tareas, y pasé a ser segundo profesor principal de año. El pasado curso resulté electo como miembro del Buró Sindical de la Universidad atendiendo las donaciones de sangre de la Universidad y los trabajos voluntarios.

“Ahora soy profesor principal de tercer año, ocupo responsabilidades en el Sindicato de la facultad y en el de la Universidad, además es mi cuarto curso como profesor guía”.

-¿Siempre ha tenido vocación por el magisterio?

-Para ser sincero no. Cuando yo fui estudiante siempre dije que no iba a terminar siendo profesor. Nunca me vi siendo profesor, ni me gustaba impartir clases.

“Por cuestiones de la vida, al graduarme en el año 2015 en la Universidad de Granma resulté ser el primero en el escalafón, y de todas las propuestas de ubicación la que más me gustó fue la UCI, porque había estudiado aquí hasta el primer semestre del cuarto año de la carrera y retornar a donde un día tuve que salir por problemas personales me resultaba gratificante.

“Al llegar me explicaron que había déficit de profesores y que necesitaban la incorporación de los mejores graduados a la docencia. Acepté la plaza como profesor de Ingeniería de Software y desde entonces soy profesor del Departamento de Programación en la Facultad 2.

“Con el tiempo me fui enamorando del magisterio y tengo que decir que cambié mi opinión, porque no me veo haciendo otra cosa que no sea impartir clases”.

-¿Cree que las aulas lo alejarían en un futuro de la investigación o la producción?

-Mis proyecciones a largo plazo es mantenerme en la docencia y seguir superándome, esto incluye hacer todos los cambios de categorías. La posibilidad de investigar siendo profesor me lo posibilita actualmente la Maestría de Informática Avanzada en la que estoy matriculado.

“Pienso que se pueden llevar ambas cosas sin tener que abandonar temporalmente a una, quiero seguir ganando en categoría docente y categoría científica, pero continuar contribuyendo con la docencia”.

-¿Qué asignatura de las que imparte prefiere? ¿Existe alguna otra en la que le gustaría desarrollarse?

-Imparto Sistemas de Base de Datos desde mi primer curso como profesor, y solo durante un semestre fui profesor de Programación 1 en la antigua Facultad Introductoria de Ciencias Informáticas.

“Me gusta mucho Base de Datos, pero como reto personal quisiera tener la posibilidad en algún momento de impartir Sistema Operativo o Teleinformática, que son dos asignaturas que me gustaron de la carrera, pero sé que los profesores de Base Datos hacen falta, por lo que continuaré asumiendo Base de Datos II”.

-¿Qué sentiría al ver alguno de sus estudiantes al cabo de los años ejerciendo su profesión?  ¿Cómo quisiera ser recordado?

-Pienso que sentiría orgullo por haber contribuido en su formación, el mayor orgullo de un profesor precisamente es verlos convertidos en excelentes profesionales.

“Me gustaría ser recordado como esa persona que caminó con ellos en los momentos difíciles, en los mejores momentos, que los aconsejó y les ayudó. Que recuerden no solo al profesor, sino al amigo y al guía que los condujo por el camino que debían recorrer”.

-Un profesor guía fomenta valores en los estudiantes. ¿Cuáles son en los que no dejaría de insistir?

-Estamos en la Universidad que creó y materializó nuestro Comandante en Jefe, basada en formar profesionales altamente calificados, pero además con valores humanistas y revolucionarios.

“Yo insistiría en el humanismo porque ha sido un valor determinante en todo el proceso de nuestra Revolución. También inculcaría la responsabilidad tanto personal como colectiva, porque siendo responsables de algún modo los prepara para enfrentar con certeza y seguridad muchos aspectos de la vida, incluyendo los resultados docentes”.           

-¿A la hora de planificar las clases utiliza algún método en particular?

-Creo que siempre debe existir un margen de flexibilidad para impartir las clases. Lo primero que se me enseñó para asumir la docencia es que no todos los estudiantes son iguales, ni tampoco los grupos, por lo que la metodología no puede ser la misma.

“Por ejemplo, el mismo contenido fluye siempre de diferentes maneras en dos grupos, aun siendo impartido el mismo día y por el mismo profesor. Siempre llevo un plan A, pero puedo cambiar a un plan B. Esto significa que quizás en un grupo me tengo que regir más por la planificación, mientras que en otro puedo hacer modificaciones sobre la marcha, en dependencia de en qué contenido debo hacer más énfasis.

“Son muchos los factores que influyen, a lo mejor las clases que diste el curso pasado no te sirvan para este, porque quizás los estudiantes estén mejor preparados y se deba profundizar más en el contenido.

“El profesor puede concebir las clases en diferentes escenarios, porque es una manera de motivar a los estudiantes y sacarlos un poco de su monotonía sin dejar de cumplir los objetivos. Se pueden unir grupos, comenzar con un juego de participación. Al final toda iniciativa resulta positivamente a la hora de asimilar rápidamente el contenido.

-¿Qué significa haber sido honrado con el Premio del Rector?

-Para mí significa mucho, si tenemos en cuenta que las categorías del Premio del Rector reconocen la labor de colectivos y de profesores durante todo un año. Por haber alcanzado este premio siendo tan joven y con poca experiencia creo que me exige tener cada día más preparación, más empeño, constancia. Sé que todavía hay una vasta experiencia que alcanzar, hubiera querido hacer muchas más cosas y a eso me voy a encaminar, en seguir mejorando como profesor guía y como profesor principal.

-¿Cuáles son las metas trazadas para continuar creciendo como educador?

-Continuar en el programa de Maestría en Informática Avanzada, que si todo marcha bien estaría defendiendo sobre el 2021. Presenté un tema en el programa doctoral de la Universidad que quisiera que me aprobaran, porque deseo continuar creciendo lo más rápido posible, no solo para satisfacción profesional, sino que todo lo logrado hablará sobre la calidad con la que puedo enfrentar nuevas tareas.

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