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Discurso pronunciado por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con motivo del Aniversario 65 del triunfo de la Revolución
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Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República

Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

 

Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;

Heroínas y héroes de la patria;

Pueblo heroico de la heroica Santiago de Cuba;

Querido pueblo cubano:

Es un honor estar aquí hoy, 65 años después de aquella noche que la Revolución iluminó con su triunfo, como si el Sol no se hubiera escondido ese día. Es un enorme privilegio estar y compartir la celebración junto a históricos protagonistas de la gesta.

Lo hemos visto en las imágenes del recuento. Y hemos recordado lo que dijo Fidel ante el pueblo eufórico por la victoria: “Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder [...]. Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas.  Esta vez sí que es la Revolución”. Una frase con un significado extraordinario.

Por fin los cubanos éramos completamente libres, se cumplía el sueño frustrado de los mambises. Ya para siempre una sola bandera ondearía en los edificios públicos. Ningún otro poeta tendría que preguntarse, como Bonifacio Byrne, por qué “deben flotar dos banderas donde basta con una: ¡la mía!”.

Para los que no habíamos nacido aún y que supimos de la trascendencia de aquella noche por los libros algunos años después, significa mucho estar en el lugar en que Fidel habló al pueblo el primer día del primer año de la Revolución, lo cual marcaría un antes y un después en la historia de nuestra América.

Todo resulta impresionante cuando se entra en la historia de Santiago, pero hay un momento particular y único: el Primero de Enero de 1959. La fachada exhibiendo la estrella de Ciudad Héroe nos recuerda todo lo que sus hijos más generosos entregaron a la causa de la libertad. Ciudad de los Maceo, de los moncadistas; de los hermanos Frank y Josué País, de Vilma, de Asela, de Hart y de tantos nombres que harían infinito el recuento. Por sus calles marcharon las madres cubanas para que cesara el asesinato de sus hijos, y un día como hoy hace 65 años, con Fidel al frente, ¡los mambises entraron a Santiago!

Siempre que visitamos esta ciudad nos emociona mirar este balcón desde el cual, con Raúl, Almeida, Celia y otros combatientes a su lado, Fidel proclamó la victoria lograda tras más de dos años de cruenta guerra; después fue al futuro y regresó para advertir al pueblo sobre los colosales desafíos que nos esperaban, y dijo: “la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros”.

Los 65 años transcurridos confirman su advertencia. Nada ha sido fácil para Cuba. Tampoco lo ha sido para los enemigos de la Revolución, que lo han intentado todo y en todo han fracasado, porque el odio se desintegra frente a la resistencia de un pueblo heroico y creativo que eligió el amor y la dignidad como fórmula.

Nos inspira la épica hazaña que atraviesa, como un signo de identidad inmutable, los 155 años de lucha que van desde 1868 hasta nuestros días, con un momento fundamental de enlace en esa victoria de 1959.

Fidel y su Generación del Centenario, aquí representada por Raúl, Ramiro, Guillermo, Machado y todos sus compañeros vivos o muertos, bebieron del ideario de Martí el sorprendente cúmulo de valores humanos y de principios innegociables que antes Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y tantos líderes del mambisado legaron a las generaciones posteriores con historias personales dignas de un poema épico aún por escribirse.

La eticidad que atraviesa la historia revolucionaria cubana desde sus orígenes anticolonialistas –“ese sol del mundo moral” lo llamó Cintio Vitier– alcanza la posibilidad de realizarse plenamente en la práctica a partir del triunfo de enero de 1959 con la Revolución en el poder. Su triunfo significó libertad, dignidad y justicia verdadera para todos, desde las primeras leyes. Y no se ganó la confianza del pueblo con promesas, sino con hechos y realizaciones: obras de profundo y sostenido calado social, que en pocos años transformaron a un país pobre y atrasado en un referente mundial en educación, salud, deportes y cultura.

Esta Revolución es, en primer lugar, un acto libertario de proyección continental que no solo liberó al país de una dictadura servil, represiva y corrupta, sino que muy pronto desató los nudos de la dependencia económica de las transnacionales yanquis y liquidó las más crueles expresiones de la explotación humana, que se habían naturalizado en el seno de la sociedad cubana, como el trabajo infantil, la prostitución o la semiesclavitud de los inmigrantes haitianos.

La obra de 65 años es inmensa y sería tan difícil desconocerla como resumirla en pocas palabras. Esta es la Revolución, genuina y profunda, de la Reforma Agraria y de la Reforma Urbana, que empoderó al pueblo al nacionalizar y poner al servicio de los intereses populares la tierra, las industrias, los bancos, las comunicaciones, las grandes construcciones e inversiones, el transporte, el comercio exterior e interior. La que eliminó el desempleo, garantizando a mujeres y hombres el humano derecho al trabajo. Y es la que levantó cientos de miles de apartamentos para trabajadores y campesinos hasta en las más apartadas zonas del país.

Esta es la Revolución que, después de haber perdido 3 000 médicos por un éxodo políticamente inducido en la década del 60 del pasado siglo, construyó uno de los más formidables y prestigiosos sistemas de Salud de nuestra época y hoy cuenta con medio millón de trabajadores en todos sus niveles, que garantizan cobertura universal y asistencia gratuita para todas las cubanas y cubanos.

Paralelamente, durante estas seis décadas, 600 000 profesionales de la Salud cubanos han prestado colaboración en 165 países. Y más recientemente, en el periodo pandémico de COVID-19, unos 3 000 integrantes del Contingente Henry Reeve brindaron servicios en 40 de ellos.

Unos 27 000 jóvenes de un centenar de naciones se han graduado en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM), y más de 4 millones de personas de bajos ingresos de nuestra región y de África recuperaron la visión con la Operación Milagro. Esta es también la Revolución: la coherencia con el ejemplo de Ernesto Guevara, el querido Che, la voluntad permanente de practicar la solidaridad y compartir lo que tenemos, con la convicción profunda de que son médicos y no bombas, cooperación y no sanciones, lo que los pueblos necesitan.

Todo ello ha sido posible gracias a que primero se nacionalizó la enseñanza, se liquidó el analfabetismo y se ha desarrollado una profunda revolución en la educación, que garantiza el acceso universal y gratuito a todos los ciudadanos.

Con el programa cubano de alfabetización Yo sí puedo, implementado en 30 naciones, se han alfabetizado más de 10 millones de personas de prácticamente todos los continentes. Más de 70 000 estudiantes extranjeros se han graduado en Cuba y actualmente más de 3 000 realizan estudios en nuestra isla.

La educación superior, la ciencia, la innovación, la biotecnología, la preservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible son otras áreas destacadas por las investigaciones y aportes del talentoso ser nacional al esfuerzo por remontar los obstáculos que nos imponen el bloqueo, la condición de país pequeño y nuestras propias limitaciones. En las potencialidades infinitas de esas fuerzas combinadas, se basa el Sistema de Ciencia e Innovación en la gestión de Gobierno.

Creemos firmemente en la capacidad revolucionadora y transformadora de la mente humana para hacer realidad los sueños más grandes. Es una de las enseñanzas de Fidel que podemos practicar en todos los ámbitos hoy porque antes hubo una revolución en la educación, en la ciencia e incluso en las políticas de desarrollo de la mujer, que hoy es mayoría determinante en los avances que describimos.

Por supuesto que esta es también la Revolución que ha garantizado el derecho de todo el pueblo al deporte, y las condiciones sociales radicalmente nuevas en que se desenvuelve la educación física y la actividad deportiva, así como su masividad, han permitido obtener importantes éxitos y ocupar los primeros lugares en numerosos certámenes a nivel internacional, a pesar del número relativamente pequeño de la población cubana.

Nuestra cultura, reconocida internacionalmente en sus diversas manifestaciones, está al servicio del pueblo, eliminando el carácter elitista de otras épocas para desarrollar a plenitud lo más auténtico de la cultura nacional junto a los continuos aportes de la cultura universal.

Se ha desarrollado el proceso de industrialización, se incrementó la generación de electricidad, se han construido más carreteras y caminos que en toda la historia anterior del país.

Esta es la Revolución que ganó las libertades democráticas para todos los trabajadores al poner en sus manos la propiedad de los medios fundamentales de producción, lo que se manifiesta en la participación popular creciente en la gestión económica y en la toma de decisiones en las cuestiones del desarrollo económico-social del país.

Esta es la Revolución que liquidó el orden jurídico burgués para establecer un nuevo derecho, basado en la legalidad socialista, refrendado por la participación activa del pueblo en la elaboración y discusión de leyes. Y la que a lo largo de los años ha fortalecido y perfeccionado el nuevo Estado socialista y establece sus órganos de Poder Popular acordes con los intereses del pueblo trabajador.

Todo lo que he listado y mucho más es obra de la Revolución, que ha logrado sobrevivir a una política de persecución, acoso y desgaste, de guerra económica que antes fue guerra militar también, porque ha desarrollado, sin descuidarla jamás, la capacidad defensiva de sus gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias y mantiene alertas sus órganos de Seguridad del Estado y Orden Interior para aplastar todo asomo de agresión imperialista.

Esta es la Revolución que creó y practica una política internacional independiente –lo que todavía es un sueño para naciones de similar desarrollo–; una política internacional independiente, de amistad fraternal, en estrecha colaboración con la mayoría de los países del mundo, de acuerdo con los principios del internacionalismo socialista; la integración con los países de América Latina y del Caribe; la amistad entrañable con los pueblos de Asia, y de cooperación con todos los países que respetan nuestra soberanía nacional.

En esa política ocupa un lugar central la relación con los pueblos de África, donde varios de los mejores hijos de la Revolución han escrito incontables páginas de heroísmo junto a sus compañeros de arma africanos, que consolidaron la independencia de Angola, otras naciones africanas y fueron determinantes para el fin del apartheid.

Si la contrarrevolución de origen cubano, financiada, armada y entrenada por la CIA, no ha podido vencer a Cuba en ningún terreno, a lo largo de estos años, esa es la obra de la Revolución en sus organismos y órganos de inteligencia y defensa de la Seguridad del Estado. Y esa es una de las mayores razones por la que hemos derrotado tantas veces al poderoso enemigo de la pequeña Cuba, en lo político, lo económico, lo ideológico y lo militar, convirtiendo al socialismo cubano en un hecho histórico irreversible.

Con genuinas organizaciones de masas y todas las vías posibles abiertas a la participación en el proceso revolucionario, se ha forjado la sagrada y esencial unidad de los revolucionarios dentro del Partido Comunista de Cuba y en torno a él.

Esta es la Revolución, un hecho fundamental, a veces indescriptible, que nos trasciende a todos en todos los órdenes, pero al mismo tiempo nos incluye en lo individual y lo colectivo, porque la Revolución somos todos, más allá de lo mucho que ha representado la Revolución en el orden material, aunque algunos lo olviden en la intensidad de las carencias actuales.

Es una alta conciencia política en la mayoría del pueblo, que siente profundamente a la Revolución, que la comprende, que entiende las dificultades y los errores y lucha por vencerlos; que no ha perdido el entusiasmo revolucionario y que está impregnado de un extraordinario sentimiento internacionalista.

La Revolución es el camino a un hombre y una mujer nuevos al proclamar y garantizar los derechos a la igualdad social de la mujer, creando premisas para su liberación total y trazando la política adecuada para alcanzar plenamente ese objetivo, al proponerse el desarrollo feliz de la niñez y favorecer las mayores posibilidades de crecimiento material y espiritual para la juventud. Velando siempre porque desaparezcan definitivamente todas las expresiones prácticas o solapadas de discriminación o exclusión por el color de la piel, orientación sexual o prejuicios incompatibles con la condición humana.

Sé bien que no agoto con estas palabras la reseña mínima de la obra de los 65 años transcurridos. Quedan muchas batallas por contar, muchos méritos que destacar, incontables proezas que quizás jamás conoceremos. En una Revolución bajo asedio perpetuo, el silencio también es un arma, y la modestia una escuela.

Los hacedores principales de esta colosal obra, los que la han traído invicta hacia nosotros, merecen el mayor de los reconocimientos, que será, sin duda, ver que las generaciones siguientes son leales a la historia.

Cuando hacemos el recuento, aunque sea mínimo, de lo logrado en condiciones de bloqueo genocida, siempre resistiendo y superando adversidades, siempre creciendo moral y dignamente, pero con mil sueños detenidos y con infinitas aspiraciones postergadas, salta entonces una pregunta: ¿cuánto más inmensa sería la obra sin ese cerco atroz bloqueándonos?

La mayoría del pueblo cubano sabe que solo la unidad en torno al Partido y la Revolución permitirá preservar la nación cubana y las conquistas económico-sociales. Esa certeza y la llegada del año 66 de la Revolución dan fuerzas que nos oxigenarán en el avance hacia nuevas y desafiantes metas.

La entrega absoluta de los próceres y sus continuadores de la Generación del Centenario a la causa de la libertad de los cubanos y la independencia definitiva de la patria siguen calando profundamente en la juventud cubana de esta época, en los muchos que están aquí y también en la mayoría de los que se van.

Nuestros jóvenes siguen poniendo el pecho a las balas de la guerra económica y están haciendo cosas admirables, convencidos de que sí se puede derrotar a un mismo tiempo la agresión externa y los frenos internos.

Este es un día de hondo significado para la nación, que tradicionalmente dedicamos a celebrar, como lo haría Camilo Cienfuegos, con la alegría ganada en el sacrificio, la suerte de seguir unidos y leales a esa herencia de valor supremo.

Hoy estamos convocados a salvar la dignidad del futuro, evitando el error y empeñados en el acierto, con todas las armas de la inteligencia humana que distinguen al cubano y el máximo esfuerzo, que todavía falta, puestos en función de resultados positivos inmediatos, conscientes de que lo que hagamos tarde ya no será útil.

Me atrevo a decir, en nombre de todos los que tenemos la responsabilidad de lograrlo, que asumimos el compromiso conscientes del riesgo que supone enfrentar cualquier cambio o transformación económica y social en un país bloqueado con saña y en un contexto internacional minado por la incertidumbre, la injusticia, el abuso y la indiferencia de los poderosos.

No nos cansaremos de demandar el levantamiento del bloqueo y el fin de la guerra económica. Es un derecho legítimo enfrentarnos al hostil y arbitrario orden económico internacional en igualdad de condiciones con el resto de las naciones, sin acoso ni persecución financiera. Y a quienes dicen que lo usamos como pretexto para nuestra ineficiencia, una vez más les decimos: quítennos el pretexto.

Con las manos y los pies atados no se vale. Juego limpio, señores imperialistas, y vamos a ver quién gana.

Pero si prefieren ser condenados por la historia a cuenta de ese crimen de lesa humanidad que es pretender la rendición de un país por hambre y necesidad, si no quitan el bloqueo, Cuba encontrará el modo de resolverlo.

Este país cuenta con dignidad, talento y voluntad suficientes para levantarse con sus propios esfuerzos por encima del cerco y saltarlo. No será en un día, ¡pero lo haremos!

La prepotencia imperial, que ha convertido su política arbitraria de sanciones unilaterales en una especie de epidemia global, será derrotada más temprano que tarde, con la articulación de fuerzas y esfuerzos de otros pueblos y gobiernos injusta e irracionalmente condenados como el cubano por no aceptar sus imposiciones y designios.

A diferencia del imperio estadounidense, cada vez más desmoralizado por sus pretensiones hegemónicas, Cuba es respetada y admirada en el mundo por su permanente disposición a la cooperación, la solidaridad, el intercambio justo, todo lo que la humanidad necesita hoy para revertir las peligrosas tendencias a su desaparición como especie.

Compatriotas:

Queda mucho por decir, pero queda más aún por hacer. Ante la hermosa bandera que cada 1ro. de enero nos trae augurios de cómo será el año que empieza, traemos el compromiso de trabajar sin descanso para que siga ondeando con fuerza la voluntad de hacerlo mejor.

Ante la piedra que guarda las sagradas cenizas de Fidel; ante el General de Ejército y líder de la Revolución, Raúl Castro Ruz; ante la Generación Histórica, que sigue de pie a nuestro lado; ante la memoria de todos los que cayeron o vencieron combatiendo por la definitiva independencia de Cuba y le ganaron a Santiago de Cuba el título honorífico de Ciudad Héroe, ratifiquemos el compromiso de cambiar todo lo que tenga que ser cambiado, sin renunciar a un solo principio de la Revolución.

Cubanas y cubanos:

Los mambises seguirán entrando en Santiago.

Como Raúl en el aniversario 60, hoy podemos expresar que después de 65 años de lucha, sacrificio y victorias, vivimos en un país libre, soberano y justo.

¡Viva por siempre la Revolución Cubana! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Patria o Muerte!

¡Socialismo o Muerte!

¡Venceremos!

(Ovación.)

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Fidel Castro Ruz, esa fuerza telúrica
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Grados de Comandante

El gran huracán que azotó a La Habana el 20 de octubre de1926, un suceso muy usual – aunque este según cuentan, de grandes proporciones - en el Caribe, engrosaría la cronología meteorológica de la isla y quedaría guardado en la memoria colectiva de los contemporáneos al fenómeno climatológico, como algo muy trascendente, llegaría a las sucesivas generaciones de cubanos, por la rica tradición oral de la isla, no obstante como algo anecdótico y pintoresco, pero finalmente, fugaz y perecedero en la memoria de la línea del tiempo personal de estas; ello jamás sucede así, con los hechos históricos de la patria que alimentan la identidad de los pueblos y con los hombres que cambian el curso de la historia de estos.

En tal sentido las generaciones contemporáneas de cubanos, los millones de agradecidos a la Revolución triunfante de enero de 1959, los que nacimos con la Revolución y en Revolución, atesoramos el 13 de agosto de 1926, como imperecedero, para nada trivial y anodino. 

En la antigua provincia cubana de Oriente, en el poblado de Birán, un oscuro rincón de la parte norte de la actual provincia de Holguín, en el enclave en que operaba una de las más leoninas y oprobiosas compañías norteamericanas, la United Fruit Company, nacería en esa fecha, Fidel Alejandro Castro Ruz. Su padre, Ángel Castro Argiz, hijo de campesinos pobres de Galicia, era terrateniente y colono cañero. Su madre, Lina Ruz González, provenía de una familia campesina de la provincia de Pinar del Río.

Aprendimos que ese día vio la luz, quien llegaría a ser un ilustre varón de los humildes, un huracán de acciones e ideas progresistas, que barrerían el entramado social ignominioso, levantado en la República Neocolonial nacida en 1902. El niño Fidel, muy pronto aprendería de las injusticias y penurias de los desposeídos de esa comarca, de los desclasados y de los olvidados de la tierra, de los que no tenían ni escuelas, ni la cura de sus cuerpos estaba a su alcance.

El joven aprendió de las lecciones de historia de su pueblo, de los heroicos y sacrificados de la manigua, que por más de treinta años combatieron a la metrópoli española y del dolor y frustración  de su pueblo, al ver izar la bandera del imperio del norte, cuando se le arrebató maquiavélicamente la victoria y se instaló en el país un protectorado que bajo la fuerza de las armas, le robó la soberanía e independencia.

El universitario Fidel descendió de la colina, bebiendo de las ideas más avanzadas de la época de los veinte, del abanderado de los estudiantes y del comunista asesinado por el asno con garra, del poeta revolucionario que encausó las luchas obreras y que abrazado a los ideales del comunismo científico, hizo estallar la tiranía oprobiosa de Gerardo Machado. 

Siguiendo los pasos del antiimperialista heroico Antonio Guiteras Holmes y las ideas del apóstol, José Martí, inició finalmente la verdadera revolución social en Cuba, que llevaría con la fuerza telúrica de los titanes como un ciclón multiplicado a barrer las secuelas de la ignominia de una sociedad carcomida y vetusta.

Fidel nos enseñó que una Revolución verdadera en Cuba debía, empezar por alfabetizar a las analfabetos, dar la tierra al campesino, abrir las escuelas para que todos accedieran a una enseñanza gratuita y de calidad, que todos accedieran a la plena cultura, a un trabajo y una vivienda digna, pero lo más importante y siguiendo los preceptos martianos que sólo una Revolución podría darle la mayor cuota de dignidad posible a cada uno de los cubanos, porque la revolución debía ser “Con todos y para el bien de todos”, que la isla debía alcanzar la plena soberanía e independencia y ello quedó plasmado tempranamente en el programa del Moncada.

Fidel Castro es el principal artífice del socialismo democrático cubano, inspirador de la más grande de las utopías realizables, una sociedad de verdadera justicia y equidad, despojada de racismo y cualquier tipo de desigualdad, abierta a todo tipo de posibilidad para todos sus hijos y comprometida con todas las causas justas de este mundo.

El estratega y líder de dimensión universal que sin embargo fue contrario a la idolatría y el culto a la personalidad, está presente en nuestros combates diarios frente al enemigo histórico, en esta hora decisiva en que Cuba sigue siendo la Numancia del Caribe y Latinoamérica. Nuestra resistencia Numantina frente a las más enconadas administraciones de los Estados Unidos es proverbial de nuestra historia.

En esta hora de enconada guerra económica, comercial, financiera y más que nunca de ideas y de principios, de símbolos culturales que nos imponen desde la doctrina neoliberal, llamándonos a la desmemoria de lo vivido y batallado, en estos 62 años de creación heroica, el 13 de agosto de 1923, se yergue en el retablo de la simbología patriótica, y revolucionaria, para perpetuar la revolución, con la absoluta certeza de lo que en Santiago de Cuba, el día 10 de octubre de 1991, afirmara, Fidel: “La única que puede resolver los problemas de este país, definitivamente, a mediano o a largo plazo, es la Revolución, y eso no tiene alternativa; somos nosotros y eso no tiene alternativa, y somos nosotros con nuestro trabajo, con nuestra lucha, con nuestro esfuerzo, combatiendo todo lo que haya que combatir… El imperialismo tratará de dividirnos para buscar cualquier pretexto con qué justificar sus acciones intervencionistas en nuestro país, y esa estrecha y sólida unidad les impedirá a ellos siempre el pretexto para eso…”

La Universidad de las Ciencias Informáticas, creada en el 2002 como resultado de la obra humanista de la Revolución e inspiración de su máximo líder, conmemorará la gloriosa fecha, entregada a la tarea que a esta hora, es prioridad impostergable, el combate a la pandemia de la Covid-19, como centro hospitalario, desde donde su claustro de profesores, trabajadores y estudiantes aporta todo su esfuerzo, aun sin descuidar el perfeccionamiento de la obra formativa, investigadora y productiva, desde el compromiso asumido con el líder histórico de la Revolución de formar profesionales comprometidos con su patria y altamente calificados en la rama de la Informática, producir aplicaciones y servicios informáticos con la visión de alcanzar el liderazgo nacional científico técnico en informática, y latinoamericano, en productos de software, vinculada estrechamente con los OACE de Cuba generando positivos impactos económicos y sociales
 

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En la UCI los revolucionarios defendemos las calles de Cuba
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En la plaza Martiana de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), la comunidad universitaria se dio cita esta tarde, para rechazar de forma enérgica las cobardes agresiones de los enemigos de la Revolución que tienen como objetivo generar el caos social.

Con la convicción de que las calles de Cuba y las de esta ciudad universitaria la defenderemos los revolucionarios, los profesores y trabajadores reunidos ante el busto de José Martí, manifestaron su decisión de defender la Revolución Cubana al precio de la vida si fuera necesario.

El joven David Alonso Díaz, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria en esta casa de altos estudios afirmó que «ese grupo de malintencionados han tratado de escudarse en problemas que acucian al país para intentar destruir nuestro sistema político y social, siguiendo órdenes y bajo el guion de la mafia de Miami y el manual de la guerra no convencional del gobierno de los Estados Unidos. ¿Tenemos problemas? Sí, como cualquier país en el mundo. Pero jamás renunciaremos por estos a la construcción de nuestro proceso revolucionario y socialista

«Sirva esta tribuna para declarar el apoyo a nuestro gobierno y al maravilloso proceso iniciado el 1ro de enero de 1959. Sirva esta tribuna para declarar que jamás renunciaremos a nuestras ideas de independencia, soberanía, igualdad y justicia social.»

«La Federación Estudiantil Universitaria, apoya y reconoce el liderazgo del Partido, del gobierno revolucionario y de la Juventud Comunista, como única forma de mantener y aumentar nuestros logros como sociedad y como nación.»

«Hoy más que nunca rememoremos las palabras del Titán de Bronce: “quien intente adueñarse de cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, sino perece en la lucha”

Por su parte, el profesor Pedro Luis Basulto Ramírez, apoyándose en elementos históricos y en las palabras del líder de la Revolución cubana Fidel Castro, durante La Historia me Absolverá, se refirió al origen humilde de los revolucionarios, a las conquistas que la Revolución puso en manos del pueblo y, por último, citó palabras del líder estudiantil y antimperialista Julio Antonio Mella, medulares en este minuto decisivo: «La hora es de lucha, de lucha ardorosa; quien no tome las armas y se lance al combate pretextando pequeños desprecios, puede calificarse de traidor o cobarde. Mañana se podrá discutir, hoy solo es honrado luchar.»

Seguidamente la profesora Dunia Colomé Cedeño también dejó clara la posición de esta comunidad universitaria al afirmar: «¡Patria o Muerte! es la consigna que nos guía y no porque seamos suicidas o algo parecido, queremos vivir, claro que queremos vivir, pero estamos dispuestos a dar nuestra vida por la Patria. Aquí no hay miedo. ¡Patria o Muerte!»

En el acto de reafirmación revolucionaria estuvieron presentes representantes del Partido y el Gobierno en La Lisa y la capital, además de miembros del Consejo Universitario, encabezados por el rector Raydel Montesino Perurena.

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Profesores, trabajadores y estudiantes reunidos ante el busto de José Martí

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Declaración del Ministerio de Educación Superior y su red de instituciones en apoyo al Gobierno Revolucionario Cubano
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Ministerio de Educación Superior

La comunidad universitaria del Ministerio de Educación Superior, como parte del pueblo, apoya resueltamente la posición del Gobierno Revolucionario ante los intentos de desestabilización del país para provocar un estallido social, promovidos por los enemigos de la Revolución. Rechazamos enérgicamente el criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, que se incrementa en medio de la severa crisis económica global agudizada por la pandemia de la COVID-19.

El sistema de la Educación Superior cubana ha sido afectado considerablemente como consecuencia de la genocida política del bloqueo. Los principales impactos se centran en las dificultades para el acceso tecnológico y equipamiento para la docencia e investigación científica, los ingresos dejados de percibir por servicios, la retribución adecuada por los resultados, la adquisición de insumos, medios e instrumentos entre otras vinculadas al desarrollo de nuestras universidades y centros de investigación.

La Educación Superior Cubana está en pie de lucha en defensa de la Patria, la Revolución y el Socialismo. El país cuenta con una red de universidades y entidades de ciencia e innovación tecnológica, que apoyan el proyecto social cubano y participan activamente en la construcción del socialismo próspero y sostenible.

Reafirmamos nuestro compromiso en la formación de profesionales integrales, con profundo sentido humanista, competentes, cultos y defensores de la Patria. Para ello cuenta con un claustro revolucionario y de excelencia, con trabajadores consagrados y competentes, y con estudiantes que están hoy en la primera línea de las tareas de impacto sociales y económicas que demanda la nación cubana.

Son miles de profesores, trabajadores y estudiantes que se mantiene desarrollando múltiples tareas a lo largo y ancho del país en medio de la compleja situación epidemiológica: voluntarios en los Centros de Aislamiento, logística y registro en los centros de vacunación, pesquisa activa epidemiológica, producción de alimentos, modelación de la situación epidemiológica en los territorios, digitalización de los procesos de PCR y vacunación, donaciones de sangre, entre otras importantes actividades.

Apoyamos resueltamente el llamado del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a defender nuestras calles, la independencia, la soberanía y el proyecto socialista de emancipación. Seguiremos comprometidos con el ideario del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, y en mantener vivo su ejemplo cuando nos señaló:

“La tarea más importante de todos nosotros es preparar el porvenir; nosotros somos, en esta hora de la patria, el puñado de semillas que se siembra en el surco de la Revolución para hacer el porvenir”.

¡Vivan Fidel y Raúl!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

 

Ministerio de Educación Superior, La Habana, 12 de julio de 2021.

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Defiende la UCI los más genuinos principios de la Revolución
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Trabajadores y estudiantes de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), este viernes 4 de diciembre, se dieron cita en la emblemática Plaza Mella para reafirmar su apego a nuestra obra socialista.

En el acto de respaldo a la Revolución, el ingeniero Haniel Cáceres Navarro dio lectura a un relato patriótico donde expuso que está a favor de los agradecidos, los que aman y construyen cada día un socialismo más próspero. También expresó que: “este es nuestro Baraguá; como jóvenes de izquierda, debemos estar a la altura de los próceres que lucharon por una Cuba libre y continuamos construyendo esta nación que es para todos y para el bien de todos”.

El momento cultural estuvo a cargo de los ingenieros Leonardo Eloy Saavedra Remón, quien cantó el tema El Mayor; Jorge Jesús Hidalgo Ruíz interpretó Cuba, qué linda es Cuba y Osiel Sánchez Martínez declamó el poema Marcha triunfal.

Por su parte,Leyvis Verdecia López, en su alocución refirió que hoy son los trabajadores los impulsores de la economía del país, que en un difícil contexto internacional y asediados por las políticas genocidas del imperialismo, nos comprometemos a mantener en alto cada logro alcanzado, y en avanzar mucho más por conseguir un desarrollo próspero y sostenible.

El presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en funciones, Javier González Vega, en su intervención expuso que los jóvenes universitarios respaldan el acto patriótico del Parque Trillo, y están en contra de los actos vandálicos contra nuestros símbolos patrios. Señaló además, que la juventud cubana estuvo voluntariamente apoyando a la Revolución en el combate a la COVID-19 y en todas las misiones encomendadas por nuestro país.

Estuvieron presente en el acto el Rector de la UCI, Dr.C. Walter Baluja García; el vicerrector primero, Dr.C. Raydel Montesino Perurena; el Consejo de Dirección y la comunidad universitaria.

Nuestra institución, cimentada en los ideales patrióticos, antimperialistas y democráticos del Comandante en Jefe, da continuidad a la obra imperecedera que es la Revolución Cubana.

La UCI más unida que nunca a los principios de la Revolución reafirma que estamos en pie de lucha contra los poderes hegemónicos que intentan quitarnos la paz, la soberanía y la democracia socialista que soñó Martí y conquistó Fidel.

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La juventud unida de la UCI repudió enérgicamente la farsa de San Isidro.
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En el acto revolucionario, el ingeniero Osiel Sánchez Martínez declamó el poema “Marcha triunfal”.
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Leyvis Verdecia López comentó que los trabajadores cubanos son los impulsores de la economía del país.
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El presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en funciones, Javier González Vega, expresó que los jóvenes están dispuestos a continuar construyendo la obra de la Revolución.
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El ingeniero Haniel Cáceres Navarro señaló que lo jóvenes deben seguir construyendo cada día un socialismo más próspero.

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Presentación de libro sobre La Habana y la Revolución Cubana, un pretexto para el debate
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En la presentación del libro "La Habana, capital épica de la Revolución Cubana" estuvieron presentes su autor, Abel E. González, y el director de la Editorial Verde Olivo, coronel Rigoberto Santiesteban

Enaltecer la Revolución Cubana, la figura de su líder histórico y de los combatientes cubanos que protagonizan esa proeza histórica en el contexto de La Habana, fue el pretexto del libro presentado este jueves en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI).

El texto, al decir de la intelectual cubana Graziella Pogolotti en el prólogo, propone un recorrido cronológico, abarcador de diversos campos que llega hasta nuestros días.

En La Habana, capital épica de la Revolución Cubana, de la Editorial Verde Olivo, el investigador cubano Abel Enrique González Santamaría logra agrupar textos esenciales de la lucha ideológica, la economía, la política, la cultura y la cubanía, que convergen en La Habana.

El también doctor en Ciencias Políticas subrayó que el libro, devenido pretexto para el debate en el mundo académico e intelectual, fue pensado para los jóvenes.

Durante el intercambió, suscitado en el Salón Me dicen Cuba, González Santamaría exhortó a profundizar en el conocimiento, provocar la investigación histórica de la Revolución Cubana y a acercar la polémica con responsabilidad.

La presentación del libro La Habana, capital épica de la Revolución Cubana en esta casa de altos estudios contó con la intervención del coronel Rigoberto Santiesteban Reina, director de la Editorial Verde Olivo y del secretario del Comité del Partido en la UCI, MSc. Silvano Merced Len.

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El libro “La Habana, capital épica de la Revolución Cubana” fue escrito por el investigador cubano Abel Enrique González Santamaría. Puede adquirirse a un precio de 15 pesos en moneda nacional.
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Presentación en la UCI del libro “La Habana, capital épica de la Revolución Cubana”.
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Presentación en la UCI del libro “La Habana, capital épica de la Revolución Cubana”.