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El estado de las tropas es estable, siguen 12 sanitarios haciendo su labor y 10 jóvenes voluntarios apoyando en todo.

Jóvenes VS la Covid19: engranando la maquinaria

Joven protagonista |
16 de Abril de 2020 / 4:00 pm
Centro de aislamiento UCI-Minsap

El estado de las tropas es estable, siguen 12 sanitarios haciendo su labor y 10 jóvenes voluntarios apoyando en todo.

Amanece bien temprano en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI). Los que están de guardia han trabajado bien duro durante toda la noche, el día cero trajo consigo nuevos pacientes que se registraron en el Centro de Aislamiento.

El 8 de abril fue el primer día de la cuarentena. Te cuento algo de lo que pasó.

Entrega de Guardia

Son las 8 de la mañana y tanto el doctor, como la enfermera al frente del Centro de Aislamiento se reúnen con todo el personal. Informan todo lo sucedido por la madrugada y brindan una idea del estado de salud de los pacientes.

Insisten en la seguridad, y aclaran todas las dudas del equipo. ¿Cada cuánto tiempo hay que cambiarse el nasobuco? ¿Qué cantidad de personas debemos recibir hoy? ¿Cuántos pacientes la Provincia desea enviar hoy? ¿Cómo están nuestras fuerzas? Son algunas de las preguntas que se oyen por uno y otro lado. Se hace mucho hincapié en protegernos con todos los medios: gorro, camisa, pantalón, bata, guantes y desinfección con la solución de hipoclorito, y agua y jabón cada cierto tiempo. Mantener la distancia social y evitar por todos los medios tocar los ojos, la nariz o la boca.

En solo media hora se ha aprendido más de medicina que en muchas conferencias y charlas de salud, uno a veces no sabe la importancia de tener a esos médicos listos para ti, sí, tener un médico que dé su tiempo por ti, que te cuide y te cure de forma gratuita es una conquista que tenemos. En esta entrega de guardia no tuve dudas al respecto.

Bitácora del día

El estado de las tropas es estable, siguen 12 sanitarios haciendo su labor y 10 jóvenes voluntarios apoyando en todo. En un primer momento se pensó que la labor iba a ser entregar la alimentación a los pacientes, pero la vida y la práctica permitió saber que además de esta tarea, cuidar la limpieza, atender cualquier duda, apoyar durante la noche en una guardia programada la labor de los pacientes que llegan nuevos y los que se van de alta, en fin, que toca hacer lo que aparezca, a la hora que sea y con el esfuerzo que sea necesario. Si los que subieron a la Sierra nos vieran, estarían orgullosos.

Marcas del día

Cuando escribo esto tengo miedo de quedarme sin historias para los 14 días de trabajo, pero me arriesgo, tengo que contar los 3 momentos más emocionantes del día.

La diabética: se nos acerca una señora de más de 60 años: “Mi vida, yo soy diabética, y estoy preocupada porque en mi casa no quedó nadie y no sé si voy a tener una alimentación correcta para mi enfermedad. Yo tengo que comer pollo y leche todo el tiempo”. Luego del desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, y bajo la lupa de nuestros eficientes médicos, ella dice: “Me han sorprendido, no esperaba que hasta leche y café nos dieran, cómo hacen para mantener tanta comida, voy a terminar curando mi diabetes”, a lo que el marido le responde, “la diabetes no sé, pero de que nos curamos, NOS CURAMOS, te dije que no nos iban a dejar desamparados”. Sobran los comentarios y la emoción.

El consejo: Era cerca de las 3 de la tarde y un grupo de jóvenes pisa el terreno del Centro de Aislamiento, sucede que, de tres en tres, en taxis, se bajan con sus rostros de unos 19 a 20 años, sus trajes de medicina los delatan. Luego de ubicarse, pasamos a atenderlos y darles alimentación. Como jóvenes de esta época estaban bien conectados y pegados a sus celulares, sin embargo, pudimos conocer que estaban apoyando en las pesquisas, y Moisés, uno de sus compañeros de estudio fue un caso positivo. Ya llevaban 14 días asintomáticos, por lo cual, si seguían así pronto estarían de alta. Al preguntarles cómo se sentían, el más alto del grupo nos dijo: ”Estamos bien, pero yo al menos estoy molesto conmigo mismo, la gente no acaba de entender que si no se cuidan empeoran las cosas. Por no respetar el aislamiento social estamos aquí, alejados de nuestras casas, cuídense muchachos, y mantengan siempre las distancias, fue el consejo que nos dieron”. No tengo duda de que serán estupendos médicos.

A corazón abierto: Eran las 6 de la tarde y estaba terminando de dar una merienda, dos hombres aislados por la misma causa conversaban animadamente, al entregarles su pan y su líquido les preguntamos respetando la distancia si se encontraban bien, ellos nos responden: “Mi hermano, esto está bastante bueno, nunca es como en la casa, pero tenemos que estar aquí para cuidar a la familia, pero mira, ese televisor que nos pusieron se apaga y a mi edad lo único que hago es ver televisión, soy fanático de las noticias”.

En ese momento le expliqué que al parecer se rompió o tuvo algún problema, que es imposible violar el aislamiento y si traemos un técnico tendría que quedarse y exponerse junto al resto de nosotros, vería que podría hacer. Al llegar al puesto de mando recordé que el jefe del campamento tenía un televisor, pero no lo usaba, en qué tiempo van a ver televisor las 22 personas que están atendiendo a todos los pacientes al mismo tiempo. Le comenté la conversación que tuve y solicité donarle su televisor al paciente, a lo que este respondió: “Por supuesto, ya veré televisión cuando cumplamos la misión”.

Acto seguido, monté en el carro de la cena aquel televisor, y al llegar, los dos hombres se quedaron asombrados, y el mayor, de unos 68 años, tuvo una respuesta muy impactante: ”Hombre, usted Sí TIENE PALABRA (y usó la última palabra del gran Juan Almeida Bosques), que Dios lo bendiga hijo, y que tenga mucha salud, yo tengo una operación a corazón abierto sobre mí, pero a ustedes le han sacado el corazón para dárnoslo a nosotros. No tengo forma de agradecerte”.

No pude evitar que se me aguaran los ojos junto a él, y le dije: Con un abrazo en la distancia y con que salga sano de aquí me doy por satisfecho padre. Al salir de esa habitación, ya no era el mismo, un gesto material, que para mí era lo más normal, me había dejado el corazón abierto.

El dolor de los pies al final del día sigue siendo amplio, el cansancio más… pero sabemos que estamos en el lugar correcto… y estas historias de la vida real, solo acaban de empezar.

Hablamos mañana querido Diario, de estos Jóvenes VS la Covid19.

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