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El primero de enero de 1959 desde el balcón del ayuntamiento, en Santiago de Cuba, Fidel junto a su hermano Raúl, comunicó el triunfo de la Revolución Cubana

Entrada triunfal del Primero de Enero de 1959

Nancy Pérez Medina |
01 de Enero de 2017 / 9:15 am
Entrada triunfal del Primero de Enero de 1959

El primero de enero de 1959 desde el balcón del ayuntamiento, en Santiago de Cuba, Fidel junto a su hermano Raúl, comunicó el triunfo de la Revolución Cubana

El Primero de Enero de 1959 entraron Fidel y su Ejército Rebelde en Santiago de Cuba, anunciando el triunfo de la Revolución Cubana, que marcó la liberación del pueblo de Cuba del imperialismo y la implementación del socialismo como modelo económico, político, social y cultural. Ese día, desde el balcón del Ayuntamiento, frente al Parque Céspedes, el líder comunicó que se había logrado la conquista definitiva de la independencia de la Patria.

Las Columnas del Ejército Rebelde comandadas por Camilo Cienfuegos y el Che Guevara habían rendido a los cuarteles de Yaguajay y Santa Clara, respectivamente, y partían, fortalecidos desde el punto de vista militar, hacia la capital del país para tomar el Campamento de Columbia y la fortaleza de La Cabaña. A partir de ese momento el poder quedó definitivamente en manos de las fuerzas rebeldes.

La Revolución Cubana es un proceso que comienza a gestarse desde fines del siglo XIX, cuando se produce el intento frustrado por parte de los mambises, frente al régimen español, de lograr la independencia de Cuba, en el cual tuvo una importante participación el Ejército Libertador, dejando su ejemplo de patriotismo y valentía, que fueron heredados por la joven generación de mediados del siglo XX.

La insurrección armada encabezada por Fidel Castro, al mando del Ejército Rebelde y, manejando una nueva estrategia contra la dictadura del momento, condujo al triunfo, a partir del cual, y durante 58 años, se ha mantenido la capacidad de resistencia del pueblo cubano, la inteligencia y la habilidad de la dirección revolucionaria, además de la justeza de la lucha de este país por su independencia.

Cuando el Primero de Enero de 1959 el dictador Fulgencio Batista huye hacia EE.UU. se inicia la única revolución triunfante en América Latina que terminó con la expropiación de las posesiones de la burguesía y los terratenientes. Una semana más tarde, el 8 de enero, una huelga general derrotó las maniobras de la dictadura que buscaba arrebatarle la victoria a los revolucionarios mediante la creación de una junta militar.

El Ejército Rebelde es recibido el 8 de enero por grandes multitudes en La Habana. En aquel tiempo Cuba enfrentaba una grave situación por la caída de la demanda del azúcar, motor de la economía local, y la apertura de una fuerte crisis social. La Isla vivía en la degradación social producto de la dominación imperialista. La capital era un gran burdel donde se divertían los norteamericanos y hacían grandes negocios los integrantes de la mafia.

La Revolución liquidó al ejército batistiano dejando su lugar a las milicias del Ejército Rebelde integradas por peones rurales, obreros y campesinos, quienes acompañarán al nuevo poder. Esta situación asusta a la burguesía y al imperialismo que en un principio miraban con buenos ojos al movimiento de los “barbudos” de la Sierra, que ante el avance de la Revolución comienzan a boicotear al Gobierno.

La Revolución de 1959 enseñó que para lograr la liberación nacional, el fin del latifundio y la resolución del problema de la vivienda mediante la reforma urbana, hay que combatir a las burguesías criollas y destruir su aparato represivo, expulsándolas del poder político y expropiando sus propiedades.

La Revolución Cubana nunca pudo desarrollar su potencial emancipador por el criminal bloqueo norteamericano; pero las masas obreras y campesinas han logrado defender sus principales conquistas con una política independiente.

El triunfo de Cuba fue un estímulo para la izquierda insurreccional latinoamericana, que inspirada en el modelo cubano intentó crear focos guerrilleros rurales para la conquista del poder. El ejemplo prendió en América Central (Guatemala y Honduras), en el Caribe (la República Dominicana), en los Andes (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia) y en Brasil.

Cuando el primer día de enero de 1959 Cuba amaneció con la noticia de la huida del dictador Fulgencio Batista, habían trascurrido dos años y 13 días desde que el Comandante en Jefe Fidel Castro, con solo siete fusiles, reiniciara la lucha armada en las montañas de la Sierra Maestra.

Fidel, le dijo al pueblo el Primero de Enero de 1959:

“Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad a su término; no será como en el 95, que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto, […] intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García, que había peleado durante 30 años, no lo dejaron entrar en Santiago de Cuba; no será como en el 33, que cuando el pueblo empezó a creer que la Revolución se estaba haciendo vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró una dictadura feroz aquí; no será como en el 44, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder. ¡Y los que llegaron al poder fueron los ladrones! ¡Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas, esta vez sí que es una Revolución!”.

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