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Nova es el proyecto bandera en el uso del software libre en Cuba y cuenta ya con tres versiones.

¿Una opción viable para Cuba?

Sistema Informativo Universitario |
22 de Mayo de 2015 / 4:02 pm

Nova es el proyecto bandera en el uso del software libre en Cuba y cuenta ya con tres versiones.

Para algunos, la decisión de emplear un ti­po de software u otro es una idea aislada porque aquello que más utilizan es lo único que conocen; para otros, tener que empezar desde cero con sistemas operativos que obstaculizan la simplificación de sus quehaceres, la economía de su tiempo y el modo cotidiano de operar, no es una opción considerable.

Encender nuestras computadoras y que la bandera multicolor de Bill Gates aparezca en nuestras pantallas, es hoy para muchos de los usuarios en Cuba, una práctica que pasa desa­percibida. ¿Sabemos todos que al emplear, por ejemplo, Windows, Corel-Draw, Pho­to­shop, SAP, nos encontramos ante productos que funcionan de acuerdo con las patentes de un software privativo y que, por tanto, ello exige el pago de su “licencia de uso”?

De acuerdo con diferentes sitios web, el pre­cio de un sistema operativo de Windows se encuentra entre los 119 y 219 USD y el paquete de Office (Word, Power Point, Excel, Access, Outlook…), entre los 240 y 680 USD. En­tonces ¿podríamos pagar precios co­mo esos? Nuestro país, debido al bloqueo de Estados Unidos, hoy no paga dichas “licencias” al carecer de contratos con las compañías productoras de este tipo de software.

Aun así, en Cuba, que contaba al cierre del 2013 con más de un millón 014 000 computadoras, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), la mayoría de las má­qui­nas emplean Windows, y un gran nú­mero de usuarios utiliza Word, Power Point, Photoshop, etcétera, programas  empleados sin el autorizo de las empresas que los diseñan. ¿Qué ocurrirá entonces si desaparecieran, a instancias del proceso de normalización de las relaciones Cuba-Estados Unidos, las circunstancias que hoy no nos obligan a pagar el uso de estos programas y sistemas?

PENSEMOS EN ALGUNAS CUESTIONES

Cuando hablamos de software propietario, sintéticamente, nos referimos a cualquier programa informático o aplicación en la cual el usuario no puede acceder al código fuente o tiene un acceso restringido limitándose en sus posibilidades de uso, modificación y redistribución. Cuando aludimos a software libre, partimos de aquel que tiene abierto su código fuente y puede ser distribuido, modificado, copiado y usado.

Como país subdesarrollado, la migración a software libre se impone en el camino hacia el alcance de una auténtica independencia tecnológica. Para ello, debemos cimentar nuestras bases con software que no dependan de ningún monopolio extranjero, y que principalmente sea posible analizar y modificar por nuestros profesionales.

“Hasta el día de hoy, las cuatro libertades del software libre (libertad para ejecutar el programa sea cual sea nuestro propósito, para estudiar su funcionamiento y adaptarlo a nuestras necesidades, para redistribuirlo a to­da la comunidad de usuarios, y modificarlo, mejorarlo y publicarlo) muchas veces son irrelevantes para los usuarios, pues no les interesa leer el código fuente, si no simplemente em­plearlo”, dijo Alan Pierra Fuentes, director de soporte técnico de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI).

De acuerdo con el directivo, no se deben negar los aportes que el software privativo ha hecho, desde su surgimiento, al desarrollo de la Informática; pero debemos ser conscientes de todas las libertades y ventajas que implica usar software libre en el contexto nacional.

Sobresalen, obviamente, los beneficios des­de el punto de vista económico, pues al contar con el código fuente podemos desarrollar aplicaciones evitando la compra de software en el exterior; así como que por lo general es libre de costo o posee uno muy bajo, de modo que se torna accesible y tecnológicamente inclusivo.

“No sucede lo mismo con el software privativo que, con los costos que tiene hoy en el mercado, imposibilita su acceso y au­menta la brecha tecnológica entre los países desarrollados y los subdesarrollados”, explica Pierra Fuentes.

El hecho de poder adaptar el software a tus propias condiciones, otro de los atributos mencionados, aumenta la capacidad decisional sobre las tecnologías y “te permite resolver qué usar, cómo hacerlo y cómo modificarlo de acuerdo con tu propio contexto”, agregó.

Con el software libre tenemos la posibilidad de ajustar nuestros programas o políticas de informatización a lo que solicita la sociedad y no a lo que pide el mercado. Por ejemplo, como explica el directivo, en el mundo si tienes una computadora modelo Pentium 3 tienes que botarla porque está obsoleta y no hay software para ella. Recordemos el caso del Windows XP que se quedó sin soporte, y ahora Microsoft obliga a cambiar a algunas de sus variantes más modernas.

“Entonces estaríamos sujetos a cumplir las órdenes de lo que dicta el mercado de la tecnología, y nuestro país no aboga por la obsolescencia programada —que es como se desarrolla el mundo de la informática— y donde se plantea que como usuarios, todos los años de­bemos cambiar nuestra computadora, celular, etcétera”, señala.

Hoy los principales fabricantes de tecnologías del mundo, detalla por su parte Yoandy Pérez Vi­lla­zón, director del Centro de Software Libre de la UCI, no lo hacen pensando en las condiciones que tienen países determinados, como el caso de Cuba.

Este tipo de software, además, es diseñado de forma colectiva y cooperativa tanto en su creación como en su desarrollo. “Esto conlleva, según explica Villazón, a que todas las mejoras que se realicen carezcan de restricciones, que los procesos de corrección de errores sean más rápidos, que las actualizaciones se distribuyan de modo casi inmediato a través de las redes de alcance global, y que se limite la introducción de códigos maliciosos  debido a que estos son revisados por muchos usuarios que pueden detectar posibles puertas traseras”.

El tema de la privacidad y seguridad es otro  que adquiere particular relevancia en el em­pleo de un tipo de software u otro pues al tener un código abierto sabes lo que están utilizando, mientras que con el código cerrado desconoces si detrás prevalece alguna orden oculta. Cuando como usuarios empleamos software privativo, desconocemos o aminoramos la im­portancia de que, por ejemplificar, Windows  en­víe información a sus creadores o a empresas de marketing sobre las características de la plataforma donde está instalado, aplicaciones empleadas, sitios de Internet visitados, entre otros.

“Al estar el código abierto y visible para toda una comunidad de usuarios, se está al tanto de cualquier fallo en el sistema, y se de­tecta, corrige y publica el cambio al mundo casi de manera instantánea”, dijo el doctor en Ciencias Joaquín D. Pina Amargós, vicedecano de informatización de la Facultad de In­geniería Informática del Instituto Superior Po­litécnico José Antonio Echeverría (ISPJAE). “Ya no tienes fallos de seguridad que solamente Microsoft puede resolver. No tienes que esperar, por ejemplo, a que esta empresa libere una nueva actualización que solucione el problema, la distribuya, para que solo luego, puedas comprarla”, agregó.

SE NOS PUEDEN COMPLICAR UN POCO LAS COSAS

Indudablemente nos encontramos en un momento de cambios. En la actualidad, existen en Internet numerosos sitios y aplicaciones que se encuentran abiertos al mundo y bloqueados exclusivamente para Cuba, lo cual podría transformarse a la luz del proceso de restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos, país al cual pertenecen muchas de las compañías propietarias. Ejemplo de lo anterior, señala Pierra, “son muchos códigos fuente de sitios de corte académico, o por ilustrar los sitios GoogleCode.net (donde se almacenan todos los códigos libres que ofrece Google) y SourceForge.net (donde radican gran parte de los códigos que comparten usuarios a nivel mundial)”.

Sobre el tema de las licencias y patentes de software, Villazón explicó que su pago no es exigido hoy en Cuba porque no existe un acuerdo entre las empresas cubanas y Mi­cro­soft —principal exponente del software privativo—.  La posible eliminación  de las disposiciones que hoy impiden estas transacciones podría traer el consecuente cobro de las licencias de esos sistemas que están desplegados en Cuba, y por tanto la erogación de fuertes sumas de dinero, si se tiene en cuenta el precio de un sistema operativo Windows, añadió.

En este sentido, es importante atender a que muchos de los programas que usamos y están montados sobre software privativo, tienen alternativas libres totalmente análogas por las cuales no tendríamos que pagar, enfatizó Pina Amargós.

Esta es una de las razones por las cuales, “como nación, tenemos que trabajar en apresurar el proceso de migración. No podrá ser de golpe ya que se trata de modificar por completo la manera de trabajar de cada usuario al comienzo, pero aunque sea un proceso paulatino, la persona debe irse enfrentando a él. Hay ejemplos como el caso de Venezuela, en el que el presidente Hugo Chávez especificó (Decreto Ley 3390 del año 2004), que las instituciones del Estado tenían un plazo para realizar su migración a software libre, y en caso de no hacerlo, justificar el motivo”, ejemplificó Pina.

EN NUESTRA ENSEÑANZA…

La enseñanza debe construirse incluyendo el software libre, porque debes ofrecerle a la población el conocimiento para que ella tome la decisión por sí misma. No imponer su uso, pero sí mostrarle las diversas opciones. Pina ejemplifica con el caso del libro de texto de Informática Básica empleado en la enseñanza media y preuniversitaria cubana, que ha sido editado ocho veces y donde no existe noción alguna sobre este tipo de software.

“Tenemos que trabajar más en crear una cultura sobre ello en la población. La limitación la hemos puesto nosotros mismos, porque no hemos prestado la debida atención a algo sustancial. Debemos reelaborar estos materiales en vistas de hacerlos más didácticos, sin excluir el sistema operativo Windows pero explicándoles la existencia de otras op­ciones”.

Sobre las intenciones que la Universidad de La Habana se ha estado trazando en este sentido, explicó que desde el año pasado se propuso, en coordinación con la dirección de informatización del Ministerio de Educación Su­pe­rior (MES), crear un grupo asesor de trabajo en aras de que las distintas universidades la­borasen unidas en pos de fomentar el paradigma de software libre y el uso de estándares abiertos en ese nivel educacional.

“La migración es un elemento, pero debemos también fomentar el paradigma y co­men­zar por formar a la gente en qué cosa es el software libre. Las universidades debemos ponernos de acuerdo en cómo abordar la problemática pero de manera conjunta”, explicó.

CAMINOS…

Desde el punto de vista infraestructural Cuba no está tan atrasada en materia de software libre. Según informa Pina Amargós los grandes servidores estatales están montados sobre versiones libres.

Tanto la UCI como la Facultad de Ingeniería Informática del ISPJAE han trabajado en este sentido. En el caso de esta última entidad, Pina esclarece que todo su plan de estudio, base de datos, inteligencia artificial, gráficas por computadoras, ingeniería de software, casi todas las temáticas, así como los servidores, páginas web e infraestructura de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) en sentido general, están montados sobre software libre, exceptuando las terminales de usuarios (máquinas finales donde se imparten las clases), donde se migraría cuando exista la obligatoriedad de hacerlo, como parte de la política del Estado.

“En el caso de la UCI las repercusiones no serían tan graves porque se ha avanzado mu­cho en esta materia. Por resolución rectoral nuestra universidad comenzó a utilizar desde hace unos años software libre, aplicaciones de código abierto y preferentemente desarrolladas en el país. Es por ello que nuestro programa de estudios está migrado completamente a este tipo de entornos, y todas nuestras asignaturas se imparten utilizando este tipo de software”, detalló por su parte Pierra.

Casi el 80 % de las computadoras de la UCI emplean distribuciones libres salvo algunas con aplicaciones a las que no se les ha encontrado otras alternativas. “Actualmente las producciones de nuestros software se hacen ma­yoritariamente en versiones libres, y los procesos institucionales, administrativos, docentes, productivos e investigativos están alineados de acuerdo con ello”, informó.

Pierra comentó que han ayudado mucho en el proceso de adopción de este software, las comunidades de usuarios de software libre como el Grupo de Usuarios de Tecnologías Libres (GUTL) que recientemente desarrolló el Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre (FLISOL 2015), y la comunidad de la UCI, HumanOS, que apoya al país y al mundo en sentido general con soluciones técnicas.

¿Y LAS PRODUCCIONES?

Los directivos de la UCI explicaron que la mayoría de sus compromisos de producción son desarrollados con este tipo de software. Ejemplo de ello lo constituye el despliegue de aplicaciones básicas que contribuyen a otras como la creación de un sistema para réplica de base de datos en software libre —capaz de unificar y replicar datos de sistemas que se encuentran en diferentes provincias—, sistemas informáticos para procesos como las elecciones o de gestión fiscal, realización de portales y todas las acciones desarrolladas para el estado cubano como software educativos, para la salud, entre otros.

Sobre el sistema operativo cubano Nova —proyecto bandera en el uso del software libre en Cuba y que
cuenta ya con tres versiones— explicaron que en el presente, ya se ha alcanzado una madurez no solo en el personal que lo desarrolla, sino también en las instituciones que lo aplican.

Sobre la versión que saldrá este año, Pierra Fuentes informó que incluirá mejoras desde el punto de vista de la usabilidad: un nuevo diseño y entorno más unificado respecto a lo que conocemos, basado en tecnologías más rápidas y modernas, mayor compatibilidad en las aplicaciones con formatos de Windows, entre otras opciones.

“La UCI tiene además una alianza con la em­presa GEDEME (que fabrica las computadoras en el país) y hasta el momento tiene en­sambladas ya más de 90 000 computadoras con Nova instalado. Dondequiera que llegue una computadora que se compre en Cuba tendrá este sistema operativo incluido acompañado de un manual”, refirió Pérez Villa­­zón.

Para desplegar este sistema operativo, ex­plicaron que cuentan con un conjunto de servicios (de asesoría, entrenamiento a personal y ca­pacitaciones) diseñados para orientar a instituciones que tomen la iniciativa de la migración, una Guía Cubana de Mi­gra­ción al Soft­ware Libre (documento que describe y orienta sobre el proceso y se ofrece a las entidades), así como prestaciones de so­porte técnico provenientes de un centro que radica en la universidad y brinda cobertura nacional.

Pérez Villazón notificó que la UCI está in­mersa en una variante para móviles llamada NovaDroid, personalización cubana de Android, cuyo  objetivo es proponer un sistema capaz de adaptarse a las condiciones que nuestra isla presenta hoy en su red de telefonía. Ac­tual­mente se está trabajando con prototipos.

“El usuario va a sentir que tiene en sus ma­nos un teléfono desarrollado exclusivamente para Cuba, pues por ejemplo, hoy usted compra un móvil inteligente y si bien trae instaladas 50 aplicaciones, de esas nos responden si acaso 15 o 20. Nuestra intención es mantenerle al cliente las que funcionan e incluirle por defecto otras que no requieran conexión como mapas offline (GPS con ma­pas que hoy necesitan conexión de Internet, Ecured) por citar algunas, lo que implica a su vez, mayor duración de la batería, mayor usabilidad para el usuario y otros servicios”, dijo Pérez Villazón.

ALTERNATIVA FACTIBLE…

El objetivo es que tengamos nociones que nos permitan decidir qué tipo de software emplear y por qué hacerlo. Las versiones libres también tienen una serie de desventajas, pero ha de pensarse, en el contexto actual, en que esta es una alternativa necesaria para la obtención de una verdadera soberanía tecnológica.

Algunos usuarios señalaron, por ejemplo, que la diversificación de software libre —una de sus fortalezas— podría ser también uno de sus obstáculos, ya que al contar con tantas distribuciones (versiones), al usuario no co­nocedor o a una empresa, se le puede complejizar decidir cuál es la más provechosa ya que se crean muchas con ligeras diferencias. Aun así, Pina Amargós explica que si hay coordinación, esto no debe devenir en un impedimento.

“Ejemplo de ello, afirma, son los proyectos Mozilla o Apache, que se encuentran distribuidos en todas las plataformas de software libre y que muestran que cuando hay coordinación a nivel mundial la existencia de varias distribuciones no es un obstáculo”. Además, Cuba cuenta con la asesoría y capacitación de profesionales, apoyo técnico (UCI), etcétera, a empresas o entidades que decidan migrar a este tipo de software.

En segundo lugar, como su uso es minoritario, su empleo implica esfuerzo y dedicación de ahí que muchos lo rechacen al inicio; pero se trata de variantes totalmente factibles y a las que sobre la práctica debemos irnos enfrentando. Ha de pensarse en la necesidad  de contar con un sistema accesible, se­guro, analizable, modificable y ajustable a nuestras necesidades.

Asimismo, otros usuarios refieren que aunque muchas versiones permitan mayor interoperabilidad —pues algunas se asemejan bastante a las privativas como por ejemplo, que los documentos de Open Office sean cada vez más compatibles con Word—, no sucede lo mis­mo con todos los programas. Los entrevistados acotaron en este sentido que si bien mu­chos programas no son análogos a los privativos, la ajustabilidad de las variantes libres es un aspecto que permite modificar y añadir me­joras a esos mismos programas.

Estas y otras que quedan sin abordar son algunas de las razones que han hecho que mu­chos presenten dudas respecto al empleo de las versiones libres.

Por una parte, estamos tan acostumbrados a lo que conocemos que no tenemos ninguna disposición en cambiarlo aunque nos produzca molestias frecuentes. Por otra, nos surge la interrogante de si será posible ejecutar con entornos libres lo mismo que realizamos con los propietarios, pero cabe añadir que aunque las soluciones abiertas no sean fieles de las privativas, sí existen alternativas análogas a muchos en­tornos.

Llegado este punto, no se pretende enarbolar o desacreditar un software u otro, sino que como usuarios no cerremos nuestra mente al cambio y, conscientes de que se trata de un proceso paulatino, analicemos con sus pros y contras, nuestras rutinas informáticas.