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El estudiante de la UCI Jorge Eduardo Pérez Batista, de la Facultad 4, impartiendo clases en la ESBU 28 de Enero, del municipio de La Lisa.

Mi estrategia fue hacer sentir a los jueces como si estuviesen en el aula

Odalys Rosa Falcón Márquez |
23 de Mayo de 2016 / 11:22 am

El estudiante de la UCI Jorge Eduardo Pérez Batista, de la Facultad 4, impartiendo clases en la ESBU 28 de Enero, del municipio de La Lisa.

Jorge Eduardo Pérez Batista es estudiante de la Facultad 4, en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) y es uno de los Alumnos Ayudantes que imparte clases en la Escuela Secundaria Básica Urbana (ESBU) “28 de Enero”, de la barriada de La Concepción, ubicada en el municipio de La Lisa, de la capital.

Para conocer los detalles sobre su labor y el reconocimiento que le fue otorgado por el tribunal del Festival Nacional de la Clase esta reportera sostuvo con él una entrevista.

-¿Cuántos grupos de clases tienes y por cuántos estudiantes están compuestos?
-Tengo un grupo, de 27 estudiantes, aunque en algunos momentos, sobre todo en los repasos para parciales, les he dado clases a dos grupos al mismo tiempo.

-¿Qué asignatura impartes y a qué grado?

-Imparto Español-Literatura a 8vo grado.

-Nos puedes contar sobre tus experiencias con estos estudiantes.

-Lo primero que observé al llegar al aula es que a pesar de vivir en una zona casi rural y muy marginal de La Lisa, mis estudiantes tienen muy fomentados algunos valores que en mi opinión son su mejor carta de presentación.

“El respeto y el compañerismo que poseen hace muy cómodo impartirles las clases, a pesar de que el 90% de mis estudiantes no tienen metas definidas, y van a la escuela porque es lo socialmente estipulado para ellos, en muchos casos ni siquiera las familias tienen relaciones con la escuela, y por lo tanto los propios estudiantes son los que tienen que garantizarse sus atenciones diarias (desayuno, planchar el uniforme, etc.) para poder asistir a clases”.

-¿Qué actividades realizas con los estudiantes con mayor dificultad en el aprendizaje?

-Trato de incluirlos en todo, sobre todo he descubierto que las obras de teatro son lecturas que mis estudiantes disfrutan mucho, y en esas clases, hasta los más desinteresados se sentían parte de ellas. También intento vincular mis clases con audiovisuales, hablamos mucho de películas, de videos musicales (incluso algunos que a simple vista parecen no aportar mucho, pero que en su letra hay elementos importantes de la asignatura: verbos, sustantivos, oraciones compuestas) y eso les gusta mucho, hace que se interesen en la clase.

“De igual forma, hablo de fútbol y de pelota con ellos, hago que sientan que en ese momento yo soy uno más del aula y que ellos llevan el ritmo de la clase. Por supuesto, esto no siempre funciona, pero al menos en las clases más aburridas sí ha sido una buena práctica a utilizar”.

-¿Cuánto ha contribuido la formación recibida en la UCI en tu nuevo rol como profesor de secundaria?

-Mucho, la UCI me ha hecho un hombre y no ha sido por la convivencia, ni por las faltas, ha sido por los ejemplos que he tenido cerca de mí, personas que sin ser visiblemente notables, al menos me han llegado. Por ejemplo, uso mucho la familiaridad con los alumnos, eso lo aprendí de Yudanis Gago, un profesor de Programación que me impartió clases el curso pasado, él era un jugador de fútbol más, y recuerdo cuando nadie hacia las tareas, él llegaba y solo decía: “no están estudiando”, y el hecho de que lo dijera al menos a mí me hacía sentir superincómodo porque me parecía que estaba quedando mal con mi amigo, eso es muy difícil.

“También de vez en cuando me recuerdo de mi profesor Feliberto Blanco, quien siempre tiene una historia para contar, y que eso en medio de una clase de mucho dictado es muy productivo, porque hace a los estudiantes volver a atender al profesor. Hay otros profesores que  también son ejemplos como Elianis Cepero, Antonio Gutiérrez, y otros que ahora no recuerdo. Mi trabajo en las aulas es el resumen de lo mejor que ellos como profesores me mostraron”.

-¿Te ha resultado complejo llevar tus estudios universitarios  e impartir clases a estos estudiantes? ¿Por qué?

-Sí, es muy complejo, porque la asignatura que imparto, no la recibía desde hace 6 años, eso ha sido divertido, porque he aprendido mucho, pero definitivamente le añadía horas de estudio y de búsquedas en internet  para prepararme en cada clase. Lo otro es que todo debe ser manuscrito, o sea, no es solo pensar las clases, o pensar las pruebas y luego escribirlas en la PC y listo, en el Ministerio de Educación todo debe ser manuscrito, lo cual que me robaba horas siempre.

“El principal factor es el tiempo, porque las exigencias en la Universidad no bajan, los profesores te dan permiso para salir del turno, para faltar, cuando te coincide con las clases en la Secundaria, pero al final, a la hora de dar los cortes cualitativos, tienen en cuenta cada ausencia, o sea, a pesar que no me invalidan por las asistencias, las notas sí bajan por criterio al final del curso”.

-¿Qué reconocimiento fue el que te otorgaron?
-Recientemente participé en el Festival Nacional de la Clase y recibí una mención. Fue un evento muy difícil, sobre todo porque los únicos que teníamos tan poco nivel metodológico y pedagógico éramos los estudiantes de la UCI, por lo tanto, mientras los otros participantes pulían sus estrategias y sus conocimientos como estudiantes de Pedagogía, nosotros nos concentramos en hacer sentir a los jueces como si estuviesen en el aula con nosotros: “le dimos la clase” como si fueran un estudiante más de nuestras aulas.

-¿Qué significa para ti haber recibido este galardón?

-Es genial que revoluciones algo y que tus cambios sean elogiados, la clase que presenté era una de esas clases que mezclo con audiovisuales, y fue muy emotivo, que los profesores del jurado (todos pedagogos de años, licenciados, etc.) aprobaran mis métodos e incluso me propusieran formar parte de otro evento que se realizará este mes de mayo en la provincia de Cienfuegos.